El Ministro Arias Cañete se va para Bruselas. Lidera la candidatura del Partido Popular a las elecciones europeas. Esas elecciones que el ex-presidente del parlamento Europeo José Borrell consideraba hace pocos días en la Asamblea General de ASEDAS como importantísimas para nuestro país, aunque siempre las hayamos considerado de segunda. Ese mismo día se conocía el nombre de la nueva Ministra de Agricultura. Toca hacer balance del trabajo del Ministro saliente. En Enero de 2012 publiqué en este mismo blog un post bajo el título "Cañete dixit" en el que recogí las ideas y promesas que lanzó en aquel momento previo a las elecciones y no siendo aún Ministro de Agricultura. Allí habló de que las prioridades serían trabajar para que la industria y las cooperativas agro-alimentarias mejoraran su competitividad, reequilibrar la cadena agroalimentaria y negociar una PAC buena para España con presupuesto suficiente. También hizo especial hincapié en otros temas como la famosa marca España, la política forestal, el adecuado aprovechamiento de los recursos y la necesidad de apostar por las energías renovables, en especial, la biomasa.

Caricatura de www.vizcarra.info

Hay que reconocer que las principales ideas que tenía cuando aún no era más que candidato a las elecciones generales en el equipo de Rajoy, las ha desarrollado finalmente como Ministro de Agricultura. La negociación de la PAC en Bruselas ha sido valorada ampliamente y, como siempre, hay opiniones para todos los gustos. En mi caso creo que, teniendo en cuenta la situación inicial, la PAC ha quedado bastante bien. Otra cosa es que se esté más o menos de acuerdo con los principios de la misma y su articulación en la actualidad, muy marcada por los planteamientos iniciales de la Comisión Europea (muchos de ellos cuestionables) donde apenas tenemos representantes españoles en los altos cargos.

Respecto al reequilibrio de la cadena agroalimentaria conviene destacar la Ley de Integración Cooperativa, cuyo éxito, tal y como ya comenté, depende de que los gobiernos autonómicos entiendan y quieran aplicar sus principios, y de que muchos gerentes de cooperativas entiendan que las integraciones o fusiones (si se hacen bien) puede terminar beneficiando a los socios, aunque sea en perjuicio propio. La Ley de la cadena agroalimentaria terminó por ser mucho menos de lo que se prometía inicialmente por parte del ex ministro. Ni fue la Ley de los agricultores, ni fue la Ley contra la distribución. Al final se aprobó una Ley con obligaciones y sanciones para todos los eslabones de la cadena. Por su parte, la industria agroalimentaria (salvo excepciones) parece haber soportado la crisis razonablemente bien gracias a haber sido capaz de incrementar las exportaciones. La norma del ibérico, el asunto de las aceiteras rellenables, la política pesquera común, etc. completan el resto de actuaciones. El resto de políticas anunciadas, sobre todo de carácter medioambiental, no han sido demasiado polémicas con excepción de la Ley de costas. Resulta además destacable el trabajo realizado en las diferentes cuencas hidrográficas en un tema tan sensible y complejo como el agua. Sin embargo, cabe decir que el apoyo a las renovables y, en concreto, a la biomasa, ha quedado en el limbo. Quizá la polémica del Ministro Soria con el sector eléctrico no ha permitido avanzar en este ámbito. En mi opinión, fue una promesa no demasiado calculada y finalmente no cumplida. En mi opinión, en el debe, he echado en falta una verdadera política para mejorar la estructura de costes del sector primario y su competitividad. A pesar de ello, al César lo que es del César. Nos guste más o nos guste menos el contenido de sus políticas, lo que prometió hacer, lo hizo casi sin excepción.