La semana pasada tuvo lugar una interesante jornada sobre la innovación en el sector agroalimentario organizada por el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM) enmarcadas dentro de una donde se pretenden abordar temas que anticipan tendencias que van a marcar la cadena agroalimentaria en el futuro próximo, dirigidas especialmente a ex-alumnos del programa de alta formación también organizado por el MARM y a profesionales del conjunto del sector agroalimentario.

Los ponentes destacaron en ella aspectos de  como la necesidad de de combinar ideas para generar conceptos de mayor valor añadido y la idoneidad de saber acercarlo y ponerlo a disposición de quien lo sabe apreciar. Las claves del éxito pasan por huir de la comodidad, trabajar en red, ser perseverante, tener capacidad de liderazgo y valentía, disponer de cierta autonomía y desarrollar al máximo la creatividad teniendo en cuenta que, el consumidor final que debe comprar nuestros productos, demanda en mayor medida aquellos que le trasmitan sensaciones.

Sin embargo, tal y como demuestra el gráfico anterior extraído de un informe elaborado por la consultora SymphonyIRI Group sobre los lanzamientos de nuevos productos y bienes de consumo, España es el país europeo de los 7 estudiados donde menos posibilidades de éxito tiene un nuevo producto que se lanza al mercado. Mientras, en países como Grecia o Francia lo permanecieron a la venta más del 80%. ¿Por qué existe esta diferencia? ¿Qué sucede en nuestra cadena alimentaria para que la mitad de los productos que se lanzan al mercado no lleguen siquiera a estar a disposición de los consumidores?