La semana pasada, la empresa dedicada a la asesoría en asuntos regulatorios y de gobierno VINCES organizó un interesante desayuno en Madrid que contó con la presencia de Jorge Villarino, exletrado de las Cortes Generales y, en la actualidad, socio y Director de Regulación de ña citada empresa, quien realizó una ponencia de título: “Posible fragmentación del escenario político. Escenarios. Oportunidades”. A continuación extraigo sus principales reflexiones.
En su opinión 2015, como año electoral, es un año de trabajo intenso para los lobistas, y no de esperar a ver. La aparición con fuerza de nuevos partidos en el panorama político hace que se hable ya de fragmentación de las cámaras y del fin de bipartidismo. Sin embargo, a juicio del ponente, la fragmentación no es tan nueva, no en vano hoy en el congreso 13 partidos y 9 grupos parlamentarios. Indica además que ninguno de los pronósticos vaticina una mayoría absoluta, destacando el mérito de partidos como Podemos y Ciudadanos aunque aún esté por definir en qué lugar se situarán finalmente.
La constitución de la mesa del Congreso es aún una incógnita, porque con mayoría simple hay que llegar a acuerdos sobre cada tema con los distintos grupos. Este hecho abre un horizonte mucho más interesante para los lobistas. Aumenta el número de los interlocutores y los partidos regionales o más pequeños adquieren más poder, por lo que conviene tenerlos muy en cuenta. También aumentan las oportunidades regulatorias. Asistimos a uno de los periodos de mayor incertidumbre en todos los aspectos (tiempos, acuerdos, iniciativas, etc.). Por ello, este año 2015, es el año de lanzar ideas. El trabajo de los lobistas es mejor y más bonito en un entorno fragmentado.
Escribo esta entrada en el blog desde un avión volviendo de Bruselas a Madrid y con la intención de recuperar mis publicaciones en este blog. Qué mejor lugar para escribir sobre el lobby español en Europa ¿verdad? Este verano he podido leer un libro muy recomendable titulado "El lobby en España ¿asignatura pendiente?" de Algón Editores, coordinado por la Asociación de Profesionales de las Relaciones Institucionales (APRI). En él, me ha agradado encontrar opiniones de expertos en la materia que coinciden algunas ideas que yo tenía en la cabeza. En efecto, el lobby tiene español en Europa es una de nuestras asignaturas pendientes, y el sector agroalimentario no resulta una excepción.
Muchos de los que acudimos desde hace años frecuentemente a Bruselas venimos con la sensación de que "no mandamos mucho allí". En Bruselas se toman la mayor parte de las decisiones que afectan a nuestro sector y, sin embargo, da la sensación que otros países nos llevan la delantera en la mayoría de los temas. Por desgracia, ya tenemos casos en los que, por no haberlo visto venir, nos hemos encontrado una legislación contraria a los intereses del sector agroalimentario español respecto a los países del norte de Europa, quienes se habían organizado de forma magistral para lograr dicho objetivo. El caso del reglamento sobre los gases fluorados en un ejemplo que ilustra muy bien este hecho.
Hemos construido entre todos durante años unas estructuras de funcionamiento e información para el conjunto de la cadena agroalimentaria, que son admiradas e incluso copiadas por otros países de la Unión. Sin embargo, no somos capaces de trasladar este tipo de avances en Europa y se nos termina volviendo en contra. ¿Acaso sería imaginable en España, con la red de alerta alimentaria que hemos desarrollado, alguien hubiera hecho unas declaraciones similares a las que trajeron graves pérdidas económicas al sector hortofrutícola español en el famoso caso del pepino?
Un día pregunté a un funcionario español de la Comisión sobre la cantidad de puestos de alto nivel que ocupaban los españoles. Su contestación fue apabullante: "esto es un desierto abandonado fruto de la desidia de los gobiernos de ambos partidos que hemos tenido en los últimos 10 años". En mi opinión, debemos aprender de otros países y cambiar nuestra estrategia como sector en Europa. A nivel institucional debemos situar a nuestra mejor gente en puestos más altos de la Comisión y enviar al Parlamento a nuestros políticos mejor preparados. Tal y como manifiesta en el citado libro el Director de Asuntos Europeos de Philip Morris, José Fonseca, la REPER (oficina permanente de representación de España en Bruselas) debería alinear su trabajo hacia los sectores económicos y no sólo hacia los Ministerios, al estilo del siempre eficaz lobby británico. ¿No sería lógico que existiera además una mesa de coordinación de actividades del sector agroalimentario en Europa formada al menos por el MAGRAMA, la REPER y las asociaciones del sector?
Por nuestra parte, además de trabajar por lograr nuestros objetivos específicos, deberíamos ser capaces de aunar todas aquellas prioridades comunes y trabajarlas conjuntamente en Europa, tratando de dejar a un lado nuestras diferencias. Es nuestro deber hacer llegar nuestras prioridades a los representantes españoles en las instituciones europeas y tratar de aunar posiciones para facilitar su labor allí y poder lograr ventajas comparativas para nuestro sector. En eso consiste precisamente el lobby, y es una tarea fascinante.
Hace unos meses, la empresa Amazon colgó en linkedin una oferta de trabajo en la que buscaba incorporar a un Director de Políticas Públicas para España, es decir, el equivalente a lo que sería un Director de Relaciones Institucionales para realizar una labor de lobby. Esta oferta llamó mi atención porque, atendiendo a las actividades a desarrollar y las aptitudes que debía cumplir el candidato, se puede definir fácilmente cuál es la labor que realizamos los que trabajamos en este mundillo. A continuación reproduzco una traducción de la oferta que, dicho sea de paso, estaba colgada en inglés. Que cada uno extraiga sus propias conclusiones.
Tareas a desarrollar:
El candidato deberá reunir las siguientes aptitudes:
Por cierto, animo a los que hayais llegado hasta aquí abajo leyendo a buscar la palabra lobista en google y apretar en imágenes. Durísimo.