En esta genial y recomendable entrevista de Iñaki Gabilondo al venzolano José Luis Cordeiro hay muchas cosas que no te dejarán indiferente. El profesor Cordeiro trabaja para la Universidad de la Singularidad (Singularity University) que impulsaron hace ya algunos años Google y la NASA para estudiar e investigar precisamente eso, cosas singulares. En un momento de la entrevista, el profesor Cordeiro afirma que en menos de 30 años la carne de pollo que comeremos no vendrá de un pollo, al igual que la de cualquier otro animal. Seremos capaces –comenta- de hacer réplicas exactas de los animales que nos interesen y, de esta forma, el animal original no sufrirá. ¿Qué consecuencias puede tener esto?

A día de hoy es muy difícil prever las consecuencias de una afirmación tan disruptiva. Las predicciones del profesor Cordeiro dibujan un mundo y una sociedad totalmente diferentes a las actuales en un plazo de 20 ó 30 años. Según su teoría, el mundo experimentará un grado de desarrollo tecnológico exponencial de hoy a 2040 equivalente al experimentado en los últimos 2.000 años. La ciencia ficción de hace 40-50 años hoy es una realidad, en 20 ó 30 años, lo será la ciencia ficción de hoy, afirma. Algunas enfermedades actuales como el parkinson o el Alzheimer estarán totalmente controladas e incluso, afirma, podremos elegir si queremos morir o no.

Pero, en un mundo donde los coches funcionen sin conductor, los robots tengan un papel más que relevante en nuestra sociedad, los habitantes de Marte sean humanos y no marcianos, y podamos imprimir casi cualquier cosa en impresoras 3D, ¿qué pasaría con nuestro modelo alimentario y nuestra forma de consumir alimentos? Algunos debates que ocupan hoy las principales discusiones del mundillo alimentario carecerían de sentido. Si finalmente pudiéramos replicar animales y plantas para consumo humano en unos 20 ó 30 años, ¿deberíamos seguir considerando el factor tierra como un factor limitante? ¿tiene sentido seguir discutiendo sobre bienestar y/o maltrato animal? ¿Sería el fin de la necesidad de conservar la fauna marina de los mares y océanos? ¿qué diferencia de precio habrá ente un jamón del cerdo original y uno del cerdo replicado? ¿Estará la PAC enfocada a apoyar la inversión en tecnología que hagan los “agricultores” para replicar animales en las granjas? Estas preguntas parecen ciencia ficción, pero ¿y si no lo son dentro de 30 años?

Se puede acceder a la entrevista pinchando aquí.

La empresa Zinia, dedicada a la comunicación 2.0, organizó la semana pasada lo que ellos llaman Sin duda una gran iniciativa. Esta empresa organiza este tipo de desayunos una vez al mes en distintas ciudades de España. Además de servir para poner en contacto a un buen número de personas interesadas por el mundo de la comunicación, tienen la costumbre de dedicarlos a temas concretos relacionados con la aplicación de las nuevas tecnologías en este ámbito. En concreto,

 

En él, un grupo de jóvenes emprendedores explicaron el proyecto que han puesto en marcha. Se trata de un portal (FLOQQ) que, Trabajan bajo la premisa de que la persona idónea para explicar cómo funciona una herramienta determinada es aquella que la tiene que utilizar con frecuencia para su trabajo independientemente de la titulación y formación que tenga. Además, en dicho portal se pueden también anunciar y encontrar distintos locales en los que realizar los distintos cursos, aunque en muchas ocasiones, muchos de los cursos terminan por hacerse incluso en cafeterías. Me parece una idea brillante a la que auguro un gran éxito.

Es evidente que l El sector agrario no puede ser ajeno a este proceso y servirse de este tipo de innovaciones de la forma más eficiente posible. Ahora que los sistemas de asesoramiento en explotaciones agrarias crecen en importancia con la nueva PAC, es el momento de desarrollar herramientas tecnológicas que permitan un mejor servicio a los profesionales de la agricultura, faciliten su actividad diaria y contribuyan a una toma de decisiones acertada. La formación 2.0 puede ser una de ellas. Hay que ponerse manos a la obra. Nuestra agricultura lo necesita, nuestros agricultores también.