Iñaki Gabilondo ha entrevistado en esta ocasión al profesor Nicholas Negroponte, del famoso MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts), famoso, entre otras cosas, por una conferencia que pronunció en 1984 (conocida como TED) en la que pronosticó con una sorprendente exactitud lo que pasaría años después con los CD-ROM, las interfaces web, los kioskos de información y las interfaces táctiles como las que hoy utilizamos en las tablets.

En la entrevista que ha concedido para el programa "Cuando ya no esté", que se emite en el canal #0, el prestigioso profesor lanza algunas afirmaciones que, sin lugar a dudas, no dejan indiferente a nadie. En su opinión, la gran revolución que afrontará el mundo desde hoy a 2050 no será digital, ni tendrá que ver con la tecnologías de la comunicación y la información. Según afrima, en unos 30 años no habrá diferencia entre el mundo natural y el mundo artificial, es decir, la ingeniería y la ciencia serán prácticamente lo mismo. En consecuencia, "los alimentos que comamos no vendrán de la tierra, aunque serán muy similares los que conocemos actualmente".

Según sus predicciones, en 30 años no existirán ni la agricultura, ni la ganadería, ni las tierras de cultivo. La carne que nos comeremos será cultivada en una placa de Petri gracias a la posibilidad de replicar su ADN, y tendrá un aspecto y un sabor similar o incluso mejor que en la actualidad. En 2050 no mataremos vacas y, sobre todo, no necesitaremos el agua para producir alimentos. Tendremos comida fresca que, seguramente, sea realmente fabricada. La contribución de estos avances al problema del hambre en el mundo puede ser determinante. Estas y otras afrimaciones hacen pensar que nada será igual en 30 años. Los problemas actuales, nada tendrán que ver con los de dentro de 30 años. ¿Cómo prepararse para lo que viene? Difícil respuesta tiene esta pregunta. Por el momento, recomiendo escuchar con atención la entrevista al completo. No tiene desperdicio. Todo hace pensar que a la PAC, que tantas pasiones levanta en el sector, le quedan, como mucho, 30 años. Además de cara a 2050 tendré que ir pensando en cambiar el nombre del blog...

Por cierto, lo que dice este profesor, ya lo han dicho otros antes... (ver aquí)

Se puede acceder a la entrevista pinchando aquí.

En esta genial y recomendable entrevista de Iñaki Gabilondo al venzolano José Luis Cordeiro hay muchas cosas que no te dejarán indiferente. El profesor Cordeiro trabaja para la Universidad de la Singularidad (Singularity University) que impulsaron hace ya algunos años Google y la NASA para estudiar e investigar precisamente eso, cosas singulares. En un momento de la entrevista, el profesor Cordeiro afirma que en menos de 30 años la carne de pollo que comeremos no vendrá de un pollo, al igual que la de cualquier otro animal. Seremos capaces –comenta- de hacer réplicas exactas de los animales que nos interesen y, de esta forma, el animal original no sufrirá. ¿Qué consecuencias puede tener esto?

A día de hoy es muy difícil prever las consecuencias de una afirmación tan disruptiva. Las predicciones del profesor Cordeiro dibujan un mundo y una sociedad totalmente diferentes a las actuales en un plazo de 20 ó 30 años. Según su teoría, el mundo experimentará un grado de desarrollo tecnológico exponencial de hoy a 2040 equivalente al experimentado en los últimos 2.000 años. La ciencia ficción de hace 40-50 años hoy es una realidad, en 20 ó 30 años, lo será la ciencia ficción de hoy, afirma. Algunas enfermedades actuales como el parkinson o el Alzheimer estarán totalmente controladas e incluso, afirma, podremos elegir si queremos morir o no.

Pero, en un mundo donde los coches funcionen sin conductor, los robots tengan un papel más que relevante en nuestra sociedad, los habitantes de Marte sean humanos y no marcianos, y podamos imprimir casi cualquier cosa en impresoras 3D, ¿qué pasaría con nuestro modelo alimentario y nuestra forma de consumir alimentos? Algunos debates que ocupan hoy las principales discusiones del mundillo alimentario carecerían de sentido. Si finalmente pudiéramos replicar animales y plantas para consumo humano en unos 20 ó 30 años, ¿deberíamos seguir considerando el factor tierra como un factor limitante? ¿tiene sentido seguir discutiendo sobre bienestar y/o maltrato animal? ¿Sería el fin de la necesidad de conservar la fauna marina de los mares y océanos? ¿qué diferencia de precio habrá ente un jamón del cerdo original y uno del cerdo replicado? ¿Estará la PAC enfocada a apoyar la inversión en tecnología que hagan los “agricultores” para replicar animales en las granjas? Estas preguntas parecen ciencia ficción, pero ¿y si no lo son dentro de 30 años?

Se puede acceder a la entrevista pinchando aquí.

Durante 2015 he tenido la oportunidad de trabajar para la Comisión Europea en varios procesos de evaluación de proyectos de investigación presentados al programa Horizonte 2020, que repartirá alrededor de 4.000 millones de euros entre 2015 y 2020, sólo en el reto social 2 relativo a la seguridad alimentaria y a la sosteniblidad del sector agroalimentario. El proceso de evaluación es muy intenso, y merece la pena que toda la gente que trabaja en el ámbito de la I+D+i agroalimentaria lo conozca para mejorar las posibilidades de éxito de sus proyectos.

La experiencia personal ha sido del todo satisfactoria por dos motivos principales. En primer lugar, por el aprendizaje que supone leer con extrema atención un buen número de propuestas de gran nivel y alto índice de contenidos de gran interés, con los que se aprende en cada línea, en cada párrafo. En segundo lugar, por haber podido comprobar de primera mano cómo la Comisión va capilarizando la necesidad de establecer vínculos entre la comunidad científica y el sector privado. En muchas de las convocatorias, el llamado “multi-actor approach” es tenido muy en cuenta a la hora de evaluar los proyectos. Incluso diría, que es imprescindible para tener acceso a financiación.

El proceso de evaluación comienza con la revisión de varios proyectos de una misma convocatoria realizada por cada evaluador, que debe además realizar un informe valorativo de forma remota sin saber qué otras personas participan simultáneamente en dicho proceso. Posteriormente, durante un proceso de reuniones de debate (y a veces discusión) en Bruselas, se consensua un informe de valoración por parte de los distintos evaluadores, con la orientación del personal de la REA (Agencia Europea de Investigación) y la vigilancia de personal externo a la REA y a la Comisión para asegurar la calidad y trasnparencia de todo el proceso.

En la mayoría de convocatorias, por cada proyecto financiado, se presentan una media de 50. Por ello, mi único consejo para aquellos que se estén planteando presentar alguna propuesta, es que la redacten de forma muy cuidada, tratando de crear un consorcio en el que los participantes sean los idóneos para conseguir los objetivos perseguidos  y que todos tengan un rol relevante en el desarrollo del proyecto. Pero, sobre todo, que la presenten convencidos de que dicha propuesta es excelente. Este impecable proceso, unido a la gran cantidad de proyectos presentados, genera un sistema de competencia que hace que los proyectos elegidos sean realmente buenos. Mucho ánimo a todos aquellos que trabajáis en este ámbito. Espero que este post os pueda ser de utilidad. 

Kantar WorldPanel ha presentado recientemente su estudio sobre balance y perspectivas del sector del gran consumo para 2015 bajo el esperanzador título “Nuevo Ciclo”. Su Director de conocimiento del consumidor, César Valencoso ha expuesto los resultados de dicho estudio en el que destacan las principales conclusiones:

1. 2014 ha sido uno de los peores años para el gran consumo. El gasto medio por hogar según este estudio ha sido de 4160 €, 100 € menos que en 2013. El volumen neto descendió un 1,1% y el valor lo hizo un 2,9% respecto al año anterior.

2. El paulatino descenso de la población en España, la leve recuperación de la economía y el incremento de la confianza del consumidor son algunas variables del entorno que más influyen sobre el gran consumo dentro del hogar.

3. 2015 será mejor, aunque la evolución en el producto envasado será mejor que en productos frescos. Por su parte, la rama de alimentación, no crecerá tanto como las de droguería o moda.

4. En alimentación, las empresas de distribución moderna seguirán ganando cuota. En frescos, las empresas dedicadas al comercio minorista tradicional seguirán siendo las elegidas por la mayor parte de los consumidores.

5. El consumidor relajará su disciplina comprando y volverá a llenar el carro. El porcentaje de compras realizado mediante cestas grandes se ha incrementado un 1,6% con respecto a 2012 y el porcentaje de consumidores que afirma que le gusta tener la despensa llena se incrementa levemente tras 7 años de caída.

6. El consumidor sigue valorando la variedad en el surtido, que vuelve a ser el 2º motivo de elección para elegir el lugar de compra habitual.

7. La MDD se toma un respiro en 2014 y no crece como en años anteriores. En alimentación, la cuota sólo ha crecido un 0,1%. Sin embargo, en 2015, continuará creciendo.

8. Tendencias 2015: Habrá menos bocas que alimentar, la lucha por el espacio en el carro será mayor, consumiremos más fuera de casa, vuelve el crecimiento de la MDD, se incrementa el motivo de elección por surtido, habrá mayor propensión a probar nuevos productos, vuelve la atención a la salud y la cocina y el consumidor relajará su disciplina presupuestaria al comprar.

De todo ello se deduce que 2015 se presenta como un año ilusionante para las empresas de supermercados, aunque no exento de dificultades y nuevos retos. Ya veremos.

Durante el mes de Octubre tendrá lugar en Madrid el Congreso anual del gran consumo organizado por AECOC y poco a poco empiezan a aparecer informaciones en los medios relacionadas con la evolución del consumo alimentario en España. Un buen anticipo ha sido el estudio de Nielsen sobre el análisis del mercado del gran consumo y las tendencias en alimentación presentado recientemente, en el que se afirma que el mercado del gran consumo se recupera lentamente gracias al importante esfuerzo en precio y al impulso a la promoción realizado por fabricantes y distribuidores.

Foto de @magramagob

Según este estudio, los indicadores macroeconómicos del sector empiezan a mejorar. Las exportaciones han crecido un 5,2%, el turismo un 7%, la tasa de paro un 24%, el IPC ha decrecido un 0,5% y la prima de riesgo se ha relajado de forma importante. Además, la confianza de los consumidores se empieza a recuperar y ya se encuentra a niveles de 2011. Como punto negativo, el descenso de la población española (-0,5% según las estadísticas aunque se piensa que puede ser mucho mayor). El crecimiento en volumen del gran consumo ha sido moderado hasta Junio de 2014 (0,5%), acompañado de un descenso medio de los precios del 0,6% que, aunque ha sido generalizado, ha afectado en mayor medida a los productos frescos (-1,4%). Todo parece apuntar a que los datos de consumo del verano no han sido tan favorables.

Somos un país productor de alimentos frescos de gran calidad, lo que explica que España sea el país de Europa con mayor consumo proporcional de estos productos. Su peso dentro de la cesta de la compra se ha mantenido en los niveles anteriores a la crisis. La carne representa el 12% del gasto, los productos del mar el 11%, la fruta un 6%, la verdura un 5% y el pan el 4%. En total casi un 40%. Estos productos representan la gran asignatura pendiente de la distribución española. Mientras que las ventas de alimentación envasada en supermercados e hipermercados representa ya el 89%, en frescos es solo del 57%. Los frescos son productos de prioridad estratégica para supermercados e hipermercados por ser grandes generadores de tráfico en las tiendas y suponer un importante valor añadido para los clientes, el cual permite a las empresas de distribución diferenciarse en calidad y servicio.

Otra variable digna de estudio es el comportamiento del consumidor y sus hábitos de compra. Estos han cambiado de forma importante durante la crisis. El número de visitas a las tiendas se ha incrementado un 1,1% y el número de artículos comprados por cesta ha descendido un 2,6%. Los consumidores tienen menos dinero y más tiempo para hacer la compra. Existe hipersensibilidad al precio. Además, el 45% de los consumidores busca activamente descuentos y promociones, como demuestra que el porcentaje de ventas bajo promoción haya crecido casi un 3% desde 2010. Los consumidores tenemos disponibles hoy una gran variedad de productos frescos y sanos a precios muy competitivos y a pocos metros de casa. Además, incrementando el consumo de estos productos, ayudamos a agricultores y ganaderos a amortiguar los efectos del veto ruso a las importaciones de alimentos de la Unión Europea. Toca consumir más productos frescos. Nos sobran los motivos.

Son muchos los estudios realizados sobre el consumo alimentario y el comportamiento del consumidor. En este post pretendo solamente apuntar las variables que, a mi entender, influyen en el consumo alimentario en nuestro país.

1. La disponibilidad de renta o “fondo de bolsillo” de los consumidores. Qué duda cabe de que el consumo alimentario está íntimamente ligado a la disponibilidad de dinero para gastar de los consumidores. El profesor Nueno, en su último libro “el regreso del consumidor” desarrolla de forma magistral esta idea, relacionando la disponibilidad de dinero para gasto con los hábitos de consumo de la sociedad.

2. El estado de ánimo. El gasto tiene una componente psicológica muy importante. En alimentación seguramente se imponga esta variable de forma menos marcada que en otros sectores al tratarse de bienes de primera necesidad. Sin embargo, si bien el volumen total de producto consumido no sé ve afectado en gran medida por este hecho, el tipo de productos alimentarios (no olvidar que muchos son sustitutivos de otros) y la forma de comprarlos si se ve enormemente afectada.

3. Número de clientes potenciales. Es evidente que el consumo alimentario en valor absoluto depende de forma importante del número de consumidores que tengamos en el país. Las cifras oficiales hablan de que en España hay 500.000 personas menos que hace 5 años, aunque según algunas estimaciones, todo parece indicar hay que la cifra alcanza el millón de personas, millón de clientes que tenía el sector agroalimentario en España y que ya no están. Un incremento del número de turistas se podría notar, sobre todo, en el canal hostelería y restauración.

4. Los impuestos. La subida del IVA en alimentación de finales de 2012 fue nefasta para el consumo alimentario produjo una contracción del consumo del que productores, fabricantes, distribuidores y consumidores están aún recuperándose. Su efecto directo sobre el consumo es muy importante.

5. La calidad y el precio. El binomio calidad/precio es el criterio que más influye en la conducta de los consumidores a la hora de hacer la compra. Además, con la crisis, es cada vez más elevado el número de consumidores que selecciona de forma muy eficaz los establecimientos donde realizar la compra de determinados productos, haciendo pequeñas compras de productos concretos en distintos establecimientos, más selectivas y más frecuentes.

6. La disponibilidad y acceso al surtido. Gran parte del éxito de muchas cadenas de distribución reside en una confección más acertada del surtido que sus competidores y en su capacidad de suministro cercano al hogar y con gran accesibilidad. No parece evidente que una mayor apertura comercial tenga efectos positivos sobre el consumo alimentario. Comemos lo mismo abran las tiendas todos o casi todos los días. Sin embargo, la gran variedad de puntos y formatos de venta en nuestro país (además del trabajo diario de todos los que trabajan en la cadena agroalimentaria) hace que los consumidores tengamos diariamente productos 100% seguros y de gran calidad, a pocos metros de casa.

7. La confianza en los productos. Afortunadamente, España tiene uno de los sistemas de seguridad alimentaria más avanzados del mundo y los índices de confianza alcanzan niveles muy elevados desde hace ya muchos años. No en vano, cada vez que se ha producido una crisis sanitaria (muy pocas afortunadamente), el consumo alimentario lo ha notado de forma importante. 

8. Hábitos de vida. La propia estructura organizativa de nuestra sociedad, nuestro tiempo libre e incluso la forma que tenemos de relacionarlos afecta de forma importante al consumo alimentario. De hecho, uno de las primeras consecuencias que ha tenido la crisis es que la gente come más veces en casa y ha vuelto a cocinar. Además, nuestra tradición culinaria nos lleva a tener un consumo mucho más elevado de pesado (43 kg por habitante y año frente a 18 de media en la UE) y de frutas (104 kg por habitante y año frente a 80 de media en la UE).

Ala, ya pasó la campaña. Hoy día de reflexión (que nunca entendí), mañana a votar (los pocos que lo hacemos), y el lunes a comentar la jugada (si el fútbol lo permite) con los periódicos encima de la mesa y titulares en los que todos (o casi) dicen haber ganado -los que se han presentado, claro está-. Gane quien gane, aunque sea la democracia, algunos pensamos ya en una nueva oportunidad perdida. Tal y como recoge hoy en El Mundo Enric González, en esta campaña hemos podido aprender cosas que no conocíamos de los candidatos de PP y PSOE, pero de Europa y sus respectivas visiones para el futuro de sus ciudadanos, nada. De nuestro sector agroalimentario y de la defensa de sus intereses en Europa, nada de nada. 

Como bien dice Enric, “no ha quedado muy claro si el PP o el PSOE están o no por la creación de un núcleo de países que avancen en la integración, si proponen un reforzamiento de la Comisión a costa del Consejo o al revés, si creen necesario revisar las atribuciones del Banco Central o no, si creen que la política migratoria interna y externa requiere cambios”. Y es que, pensándolo bien, el objetivo de los políticos en campaña electoral es conseguir votos, y para eso hay que hablar de cosas cercanas a la gente, cosas que la sociedad entienda y que le afecten a diario. Ese es para mí el gran problema. Que Europa está todavía muy lejos de la mente de la gente. En España seguro, en el resto de países de la Unión Europea, parece que también.

Sin embargo, una vez más, un tema tan importante y cercano como nuestra alimentación, ha vuelto a pasar desapercibida. El 2º sector más importante de nuestra economía merece algo más que apariciones fugaces en programas de la Sexta para remover las vergüenzas (las pocas que hay) y nunca para lucir un sistema agroalimentario que nos permite, gracias al trabajo de muchos, disponer diariamente de una gran variedad de productos de grandísima calidad, absolutamente sanos, totalmente seguros, a precios razonables y a pocos metros de casa (cosa nada fácil). Y es que, como dice el refrán, nadie se acuerda de Santa Bárbara hasta que truena. Sólo cuando tenemos pepinos con e.coli o vacas locas nos damos cuenta de la importancia de lo que tenemos diariamente entre manos. Una pena. 

El Ministro Arias Cañete se va para Bruselas. Lidera la candidatura del Partido Popular a las elecciones europeas. Esas elecciones que el ex-presidente del parlamento Europeo José Borrell consideraba hace pocos días en la Asamblea General de ASEDAS como importantísimas para nuestro país, aunque siempre las hayamos considerado de segunda. Ese mismo día se conocía el nombre de la nueva Ministra de Agricultura. Toca hacer balance del trabajo del Ministro saliente. En Enero de 2012 publiqué en este mismo blog un post bajo el título "Cañete dixit" en el que recogí las ideas y promesas que lanzó en aquel momento previo a las elecciones y no siendo aún Ministro de Agricultura. Allí habló de que las prioridades serían trabajar para que la industria y las cooperativas agro-alimentarias mejoraran su competitividad, reequilibrar la cadena agroalimentaria y negociar una PAC buena para España con presupuesto suficiente. También hizo especial hincapié en otros temas como la famosa marca España, la política forestal, el adecuado aprovechamiento de los recursos y la necesidad de apostar por las energías renovables, en especial, la biomasa.

Caricatura de www.vizcarra.info

Hay que reconocer que las principales ideas que tenía cuando aún no era más que candidato a las elecciones generales en el equipo de Rajoy, las ha desarrollado finalmente como Ministro de Agricultura. La negociación de la PAC en Bruselas ha sido valorada ampliamente y, como siempre, hay opiniones para todos los gustos. En mi caso creo que, teniendo en cuenta la situación inicial, la PAC ha quedado bastante bien. Otra cosa es que se esté más o menos de acuerdo con los principios de la misma y su articulación en la actualidad, muy marcada por los planteamientos iniciales de la Comisión Europea (muchos de ellos cuestionables) donde apenas tenemos representantes españoles en los altos cargos.

Respecto al reequilibrio de la cadena agroalimentaria conviene destacar la Ley de Integración Cooperativa, cuyo éxito, tal y como ya comenté, depende de que los gobiernos autonómicos entiendan y quieran aplicar sus principios, y de que muchos gerentes de cooperativas entiendan que las integraciones o fusiones (si se hacen bien) puede terminar beneficiando a los socios, aunque sea en perjuicio propio. La Ley de la cadena agroalimentaria terminó por ser mucho menos de lo que se prometía inicialmente por parte del ex ministro. Ni fue la Ley de los agricultores, ni fue la Ley contra la distribución. Al final se aprobó una Ley con obligaciones y sanciones para todos los eslabones de la cadena. Por su parte, la industria agroalimentaria (salvo excepciones) parece haber soportado la crisis razonablemente bien gracias a haber sido capaz de incrementar las exportaciones. La norma del ibérico, el asunto de las aceiteras rellenables, la política pesquera común, etc. completan el resto de actuaciones. El resto de políticas anunciadas, sobre todo de carácter medioambiental, no han sido demasiado polémicas con excepción de la Ley de costas. Resulta además destacable el trabajo realizado en las diferentes cuencas hidrográficas en un tema tan sensible y complejo como el agua. Sin embargo, cabe decir que el apoyo a las renovables y, en concreto, a la biomasa, ha quedado en el limbo. Quizá la polémica del Ministro Soria con el sector eléctrico no ha permitido avanzar en este ámbito. En mi opinión, fue una promesa no demasiado calculada y finalmente no cumplida. En mi opinión, en el debe, he echado en falta una verdadera política para mejorar la estructura de costes del sector primario y su competitividad. A pesar de ello, al César lo que es del César. Nos guste más o nos guste menos el contenido de sus políticas, lo que prometió hacer, lo hizo casi sin excepción. 

Ayer, todos los medios de comunicación se hacían eco de las conclusiones del denominado “grupo de sabios” del Ministro Montoro que, entre otras cosas, proponía una nueva subida general del IVA que se paga en España. Además de un incremento del tipo de IVA general del 21% al 23%, el informe propone una subida de los tipos de IVA reducidos del 4% al 5% y del 10% al 13%, los cuales afectan de forma grave al sector de la alimentación. Aunque el propio Ministro Montoro se apresuró a desmentir que el gobierno estuviera pensando en subir el IVA en este momento, en el sector agroalimentario no han tardado en saltar las alarmas. 

Foto de @nielsen_spain

La confianza del consumidor, cada día más sensible al precio como se puede apreciar en la imagen, sigue bajo mínimos. La subida del IVA en 2012 fue nefasta para el sector. En ese momento se vivió un hecho sin precedentes: las ventas, por primera vez, no cayeron solo en valor, sino también en volumen, provocando que los españoles no sólo compren más barato, sino menos kilos o menos litros. Tal y como afirmó Javier Campo (presidente de AECOC), “nunca antes las ventas minoristas habían caído como lo hicieron en los meses posteriores a la subida:  ni siquiera en 2009, cuando el PIB llegó a descender el 4%, bajaron como los primeros trimestres de 2013, entre el 8% y el 9%”. 

Desde 2008 España sufre una crisis de consumo (ver informe del Banco de España) que, en alimentación se acentuó de forma notable durante los años 2012 y 2013. Las ventas de alimentación han venido cayendo casi ininterrumpidamente desde esa fecha, mes tras mes. Las Navidades han servido para comprobar que se tocó fondo en el tercer trimestre de 2013, pero el precio sigue siendo uno de los principales argumento de compra, por no decir el principal, y la sensibilidad a modificaciones de éstos sigue siendo aún muy elevada.

Numerosas voces en el sector han manifestado que la subida de los tipos del IVA puede poner en riesgo la esperada recuperación del sector. Activar el consumo debe ser el objetivo imprescindible para retomar la senda del crecimiento, sobre todo en este sector tan estratégico para nuestra economía. Tal y como se dijo en este blog, el presupuesto familiar se redujo en 4.000€ anuales entre 2007 y 2012 y la parte del mismo destinada a alimentación se contrajo un 8,2% en ese periodo. ¿Pueden las familias y el sector agroalimentario asumir una nueva subida del IVA en alimentación sin que esto conlleve graves consecuencias?

2013 ha sido un año atípico en el sector agroalimentario. Marcado por la crisis económica general, muchos indicadores apuntan a que el comportamiento del sector ha sido positivo. La subida de determinados precios en origen a pesar del encarecimiento de los costes de producción, ha hecho que la renta agraria se sitúe un 7,7% por encima de la de 2012 (10,5% en el caso de la renta por ocupado), aunque tiene aún un gran margen de mejora. Aunque el consumo interno se ha mantenido estable en cifras bajas respecto a los años anteriores a la crisis, las exportaciones han crecido de forma importante y la balanza comercial se ha situado en unos 7.500 millones de euros positivos, que consolidan la 2ª posición del sector en el ámbito de la economía española tras el turismo.

2013 se recordará igualmente por el acuerdo en Bruselas para la reforma de la PAC para el periodo 2014-2020 y la aprobación de dos leyes de gran calado a escala nacional: la ley de la cadena agroalimentaria y la ley de integración cooperativa. 2014 será un año clave en el desarrollo reglamentario de ambas normas. Los trabajos para dotarlas de contenido están ya en marcha. Los de la aplicación estatal de la PAC, también. Mientras, en los corrillos del sector se especula con la posible salida del Ministro Cañete rumbo a Bruselas y su efecto sobre la evolución de estos temas. Tiempo habrá para analizarlo.

Por su parte, el sector sigue preparándose para los tiempos que vienen. La comunidad científica, las empresas y las asociaciones del sector agroalimentario deben prepararse para, pilotados por el MAGRAMA, el CDTi, el INIA y las Comunidades Autónomas, aprovechar los fondos europeos para I+D+i agrario y alimentario que trae el programa Horizonte 2020. El objetivo ha de ser uno: mejorar la eficiencia, la sostenibilidad y la competitividad de la producción agraria, de los procesos de transformación de la industria y de la distribución alimentaria, generando colaboraciones estratégicas entre diferentes eslabones de la cadena agroalimentaria, sin perder de vista los intereses y demandas del consumidor.

Entre los retos más importantes para 2014 destaco los siguientes: 1/ recuperar el consumo alimentario en el mercado interno tan afectado por la crisis y la subida del IVA del año pasado, 2/ desarrollar nuevas vías de cooperación y colaboración entre los diferentes eslabones de la cadena agroalimentaria que mejoren en última instancia las cifras de empleo, 3/ poner en marcha medidas efectivas para minimizar los efectos de la paulatina subida de costes de producción del sector primario tratando así de mejorar su competitividad, 4/ sentar las bases para el desarrollo tecnológico y la innovación en el sector, y 5/ conseguir que la agricultura y la alimentación, así como la labor que desempeñan todos los que trabajan en la cadena agroalimentaria, sea debidamente apreciada y valorada por parte de la sociedad española en su conjunto. 

Según los datos recogidos en la ponencia que ofreció el profesor José María Gay de Liébana la semana pasada en el congreso de AECOC para la distribución y el gran consumo, el gasto medio anual de las familias en España pasó de alcanzar su máximo histórico de 32.001€ en el año 2007 a los 28.152€ en 2012, lo que supone una reducción superior al 12%. Gastos habituales en ocio y viajes fueron las que más se redujeron (-21%), mientras que el gasto en vivienda se incrementó un 3,2%. Otros gastos menos habituales como la compra de vehículos cayó un 62% que, junto con la ropa y calzado, experimentaron un descenso importante (33% y 27% respectivamente).

Por su parte, el gasto medio en alimentación de una familia española pasó de 5.143 € a 4.719 €, lo que supone un decrecimiento del 8,2% bastante inferior a la media, debido sobre todo al hecho de tratarse en su mayoría de productos de primera necesidad. Por su parte, el gasto en alimentos y bebidas fuera del hogar se redujo un 19%, lo que ha provocado el cierre de 50.000 bares en España desde que empezó la crisis. Estos datos han provocado además diversos cambios y nuevas tendencias en el comportamiento ya comentados en este blog.

Según las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), el consumo privado en España llegará en 2013 a su valor mínimo desde 2009, situándose en el -2,8%. Según este organismo, dicho consumo no arrojará datos positivos hasta 2016, si bien la previsión es que sea muy cercano a 0, mientras que en la zona euro se prevé entrar en números positivos en 2014. La pregunta que muchos se hacen en nuestro sector es ¿cuándo se recuperará el consumo en alimentación de forma definitiva en España? El índice del comercio al por menor publicado recientemente por el INE muestra en el mes de septiembre un crecimiento del 2,2%. ¿Espejismo o primeros síntomas?

La ONG Veterinarios Sin Fronteras está ultimando un estudio sobre los criterios utilizados por las administraciones públicas españolas para la compra pública de alimentos. Son muchos los organismos que diariamente han de comprar alimentos porque realicen algún tipo de restauración colectiva. Ministerios, consejerías y organismos dependientes de las Comunidades Autónomas, diputaciones provinciales, municipios y entidades locales, empresas públicas, hospitales, guarderías, escuelas de educación básica, centros de educación superior, cárceles, fuerzas armadas, etc., forman un gran conglomerado de 10.000 compradores de alimentos en España que hacen compras por valor de 2.500 millones de euros anuales. Los principales compradores son la educación básica (57%), el sistema hospitalario (25%) y la educación superior (13%). 

Fuente: Veterinarios Sin Fronteras

Salvo raras excepciones, los pliegos de condiciones con los que las Administraciones Públicas contratan el suministro diario de alimentos no incluyen criterios que prioricen la compra de productos locales y/o de proximidad producidos por agricultores y ganaderos de la zona. Se deja escapar por tanto una oportunidad inigualable de apoyar diariamente a un sector agrario estratégico para todo un país e imprescindible en algunas zonas rurales con escasas alternativas. Tan sólo un más que discreto 15% de las mismas se realizan directamente a agricultores, ganaderos y cooperativas. El 70% de dichas compras realizan a empresas mayoristas y el 15% restante a través de otros canales como autoservicio, el supermercado o las tiendas detallistas. Además, las cocinas y los cocineros están desapareciendo de las Escuelas, de manera que los centros están prácticamente obligados a recurrir a empresas de catering para el suministro de alimentos. La preocupación por el origen y la calidad de estos productos está creciendo entre los consumidores, especialmente entre las asociaciones de madres y padres más interesadas cada día por la alimentación que reciben sus hijos.

Aunque pueda parecer complicado, mediante pequeñas modificaciones de los pliegos se pueden conseguir grandes resultados. Bastaría con incluir en los propios pliegos de compras públicas de alimentos, respetando en todo momento la legítima y libre competencia, una serie de criterios de priorización o valoración positiva hacia aquellas propuestas que incluyan un mayor porcentaje de productos frescos, de temporada, e incluso, adquiridos en lugares próximos estableciéndose, como hizo en su día la Junta de Andalucía, criterios de priorización en base a los kilómetros recorridos por el producto, desde el lugar de compra al de consumo. La apuesta por las Denominaciones de Origen Protegidas (DOPs), las Indicaciones Geográficas Protegidas (IGPs) de la zona o los propios productos ecológicos son otras vías para lograr el mismo objetivo. Las Administraciones Públicas pueden por tanto fomentar el consumo de productos de proximidad sin gastar un solo euro, contribuyendo además a la mejora de la rentabilidad de los agricultores y al desarrollo y conservación de las zonas rurales.  

La Granja Rural Food Felipe Medina Jan 21, 2013 - 16:47

Hace unos días tuve la oportunidad de cenar en este curioso restaurante de Madrid (La Granja Rural Food) donde han decidido apostar por una relación directa con los productores agrarios que les surten de materias primas, tratando de poner en valor la profesión de la agricultura y la ganadería, cuidando todos los detalles del propio restaurante y tratando de alinear toda la estrategia comercial a su especial vinculación con el origen de los productos que sirven. La decoración simula a la de una granja, la vajilla es la típica de cristal amarillento traslúcido que todos recordamos de la casa de nuestros abuelos e incluso la cuenta viene presentada dentro de huevera.

La carta no es demasiado extensa. En ella se incluyen platos tradicionales, ensaladas y productos de la huerta, pollo y huevos camperos y una serie de postres caseros donde destaca la tarta de queso. En el espejo que adorna la pared se puede leer el siguiente mensaje: “La granja es un homenaje a los productores de la tierra, a la cocina casera de nuestras madres. En esta casa sólo se usa aceite de oliva virgen extra. Los huevos camperos son de gallinas criadas al aire libre. El pollo de corral, la fruta y la verdura la compramos a diario en el mercado, el cerdo ibérico y la carne de vaca ecológica de los pastos de la Sierra de Guadarrama. La mejor selección de vinos y el mismo café que en el Ritz Palace”. 

Se trata, sin lugar a dudas, de un lugar pequeño, entrañable y singular, donde cenar con los amigos se convierte en una experiencia única. La apuesta por vincular la alimentación de calidad a la producción agraria cercana y sostenible, en pleno centro de Madrid, hacen de este restaurante un lugar único para quienes aprecian los productos artesanales, con unos atributos de calidad, difícilmente comparables. Para colmo, el precio es más que asequible. Me parece una iniciativa muy interesante a la que auguro un éxito incuestionable. Un ejemplo más de cómo los canales cortos de comercialización de productos agroalimentarios, que acercan al consumidor al agricultor y vinculan los alimentos a su origen, son una realidad que funciona.


La Granja Rural Food: Cocina de campo en época de vacas flacas.

C/Ferraz, 36. 910115454 / 620893116

Twitter: @ruralfood      Facebook: La Granja Rural Food

La semana pasada pudimos asistir a otra interesantísima jornada de #anticipa2 organizada por el Ministerio de Agricultura (@magramagob). En esta ocasión, los representantes de Kantar World Panel nos hablaron de la segmentación de estilos de cocina en España y del nuevo enfoque de consumo que estamos desarrollando los consumidores para adaptarnos a la situación de crisis económica que nos está tocando atravesar. En su presentación, basada en un exhaustivo estudio realizado en más de 8.000 hogares, ofrecieron gran cantidad de datos e información sobre las nuevas tendencias en alimentación en los hogares, tendencias que deben vigilarse muy de cerca por parte del sector productor agroalimentario para conseguir satisfacer las nuevas demandas de los consumidores.

Foto de Kantar World Panel

Entre las principales tendencias de consumo detectadas por este estudio, destacan las 10 siguientes: 1/ Los consumidores nos hemos vuelto más ahorradores y cocinamos más cantidad de comida en casa para conservar. Aunque no tengamos tiempo para cocinar, nos planificamos más que antes de la crisis. 2/ Hacemos compras más frecuentes y de menor cantidad, es decir, compramos los ingredientes necesarios para cocinar las recetas que tenemos en mente. 3/ Las ventas de productos frescos está creciendo, de hecho, los platos más consumidos en España son las ensaladas, seguidos por la sopa y el pollo. 4/ La mayor parte de los consumidores hemos disminuido las cantidades de comida que tiramos a la basura. Parece que la crisis nos está haciendo un poco más responsables. 

5/ A la gran mayoría de los consumidores nos sigue gustando la dieta sana y equilibrada. Seguimos muy preocupados por la salud. 6/ De media, los consumidores estamos haciendo en casa una comida más a la semana. La comida que más se ha incrementado es la del domingo al mediodía. 7/ El gusto por las comidas extranjeras ha crecido un 15% en los últimos 10 años. Queremos experimentar nuevos sabores y recetas. 8/ Conforme sube la dedicación del cocinero/a en la cocina del hogar, baja el peso de la marca blanca (MDD) en su cesta de la compra. 9/ Las ventas de libros de cocina se han incrementado un 7% en el último año en España. 10/ El 20% de las consultas de Google en España son palabras relacionadas con la gastronomía y la alimentación. Cocinar en casa está de moda.

La sostenibilidad es uno de los atributos que se utilizan para promocionar muchos productos con el objetivo de intentar llegar a ciertos consumidores que algunos denominan eco-concienciados. La Comisión Europea, al menos la DG SANCO (Dirección General de Sanidad y Consumo), parece decidida a apostar por liderar un proceso hacia una alimentación más sostenible, tratando de producir más, utilizando menos recursos, o lo que es lo mismo,  de reducir la huella de carbono (balance total de emisiones de carbono emitidas para la producción, transformación y distribución) de los alimentos, mejorar el medio ambiente y gestionar de forma más eficiente los recursos naturales empleados para ello. 

La organización Friends of Europe está desarrollando con apoyo de la Comisión un proyecto sobre alimentación sostenible titulado Live Well for Life. En él están tratando de desarrollar una serie de propuestas de cambios alimenticios en distintos países de la Unión Europea con el objetivo de diseñar dietas más sostenibles que reduzcan un 25 las emisiones totales de gases de efecto invernadero. Desde mi punto de vista, independientemente de que esas dietas se ajusten en mayor o menor medida a los gustos de los consumidores, creo que no tendrán éxito si no suponen un ahorro económico claro para las familias. El hecho de suponer un mayor nivel de sostenibilidad no será argumento suficiente para que funcione. Y me explico.

Tal y como se podía leer esta semana en el blog “Del marketing al marqueting”, lo sostenible cae bien, pero no motiva. Estoy totalmente de acuerdo. Tal y como afirma su autor, las personas se interesan más por lo cercano, es decir, por lo tangible y por lo que va a suceder a corto plazo. La sostenibilidad no se palpa ni se siente cerca, por lo menos en nuestra sociedad. El cambio de tendencia hacia una alimentación más sostenible que pretende la Comisión no será un camino fácil si los consumidores no ven en ello algo más que un simple guiño a la salud de nuestro planeta.

Las cooperativas de consumo son sociedades que gestionan la distribución de productos y/o servicios, de cualquier clase, para los consumidores finales. Su diferencia respecto a otras empresas comerciales es la propiedad de la sociedad que está en manos de los propios consumidores asociados. Éstos aportan recursos económicos, se agrupan para iniciar la actividad, suman su capacidad de adquisición y gestionan el desarrollo de la entidad de forma democrática y participativa. Según el último informe de Hispacoop (ver), existen en España un total de 170 cooperativas de consumo reconocidas, las cuales suponen unas ventas anuales de unos 10.000 millones de euros. El número total de socios supera los 3 millones y el de trabajadores de las mismas supera los 50.000. Existen más de 3.000 puntos de venta ligados a ellas que suponen una superficie total de venta que roza los 2.500.000 de m2. La mayor parte de las cooperativas de consumo pertenecen al sector de la alimentación, aunque también existen algunas en otros sectores como cultura y educación, sanidad y servicios e incluso eléctricas. Algunas de las más conocidas son la Cooperativa San Sebastián en Reinosa (ver) o La Cooperativa en Gijón (ver).

Hace unas semanas tuve la oportunidad de visitar una de ellas. En concreto, la cooperativa La Besana de Rivas (Madrid). Según indican en su propia web (ver), La Besana es una cooperativa de trabajador@s y consumidor@s formada para abastecer a Rivas de productos ecológicos a través de una tienda especializada, facilitando el acceso a productos ecológicos cercanos y de calidad, evitando intermediarios y favoreciendo el consumo a sus soci@s cooperativistas en las mejores condiciones comerciales. Aunque su objetivo es contar en el futuro con una producción propia de productos de la huerta y algunas conservas, gracias al proyecto municipal del Parque Agroecológico del Soto del Grillo desarrollado por el Ayuntamiento de Rivas y consistente en la puesta a disposición de determinadas parcelas para su cultivo por parte de los propios vecinos, de momento se abastecen con productores de confianza y de cercanía. La valentía y fuerte convicción con que sus promotores defendieron este otro modelo de alimentación me impresionaron.

Una de las acepciones de la palabra besana en el diccionario hace referencia al primer surco que se abre en la tierra cuando se empieza a arar. No cabe duda de que los promotores de este interesante proyecto colaborativo tienen muy clara la línea por la que deben caminar. Un camino marcado por el convencimiento pleno sobre la necesidad de impulsar un modelo de producción agraria y consumo alimentario en el que, además de otros aspectos como el respeto al medio ambiente o la garantía de la seguridad alimentaria, se acorte la distancia física y humana entre los productores de alimentos y quienes los consumen. Con el tiempo se podrá evaluar el éxito que alcanzan este tipo de proyectos. En cualquier caso, pienso que se trata de iniciativas muy interesantes con un potencial de crecimiento y desarrollo bastante grande. 

Agricultura es alimentación. Ninguno de los ponentes invitados a la asamblea dejó de destacar la idoneidad del lema elegido. Desde el Director General de agricultura de la Comisión Europea, José Manuel Silva, hasta el Coordinador General de Izquierda Unida y ex - secretario general de COAG, Cayo Lara, pasando por el propio Ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete.

Resulta curioso vivir una asamblea de este tipo. En ella se junta una bajo la única idea de vivir dignamente de su trabajo y alimentar al conjunto de la población. Sus premisas son muy claras. Dejad en nuestras manos vuestra alimentación, no os arrepentiréis. De paso cuidaremos de los pueblos y del medio rural para cuando queráis venir a visitarnos. Confiad en nosotros. Y si cuidáis de nosotros un poco más, mejor que mejor.

 

El propio Ministro de Agricultura reconocía que, en su anterior etapa en el cargo, dada la importancia de la cuestión, tenían preparada  Destacó cómo algunas otras profesiones son valoradas de forma notable por la sociedad. Los médicos por ejemplo. Y se comprometió a trabajar por legitimar y dignificar esta noble profesión bajo la premisa de que la agricultura es la base de la alimentación, y la alimentación es esencial en nuestras vidas. Es decir, que sin agricultura, nada.

Gastrotendencias Felipe Medina Nov 20, 2011 - 10:34

 La pasada semana tuve la suerte de asistir a una jornada de #anticipa2 en el MARM sobre “el diseño para diferenciar el producto” que realizaron los representantes del Centro Tecnológico Andaluz de Diseño – SURGENIA. En ella expusieron los resultados de su estudio sobre los diferentes universos de consumidores que pronto podrá consultarse a través del libro que ellos mismos han editado titulado “Tendencias en diseño y consumo de productos agroalimentarios". Según su estudio, las tendencias en universos de consumo de productos agroalimentarios se dividen en 7 grandes grupos, de los que analizan cómo son, cómo se alimentan, qué packaging suscita su interés en cuanto a colores, texturas, materiales o formas, qué sabores o ingredientes aprecian, qué tipo de distribución es más afín a su estilo de vida y qué tipo de comunicación despierta más su interés.

 

En primer lugar, los ecoconcienciados, son aquellos con valores humanistas, conciencia ecológica, comprometidos con la conservación del medio ambiente y los recursos naturales y alto compromiso social ante la globalización. Buscan productos frescos, cercanos y sostenibles. En segundo lugar, los “me gusta cuidarme” buscan divertirse cuidando su cuerpo, usan la tecnología para el cuidado y bienestar personal. Compran en base a la funcionalidad del producto y su confort y buscan productos SIN y CON. En tercer lugar se encuentran los artesanosumers, que son aquellos con gusto por recuperar la tradición, la emoción, la afectividad y la autenticidad. Buscan sabores y olores evocadores de tradición y productos básicos presentados con sofisticación. Para ellos, la tradición es “cool” en lo agroalimentario.

 En cuarto lugar encontramos los simplificadores. Estos valoran la practicidad, la franqueza, la utilidad y la honestidad de los productos. Se caracterizan por tener escasez de tiempo para la realización de la compra y por una falta clara de interés en complicarse. Buscan productos sencillos que hablen por sí mismos. En quinto lugar podemos encontrar los alternalimentarios. Estos son aquellos que buscan consumir en contra de las pautas establecidas. Les gusta experimentar con sabores e ingredientes extremos y no alimentarse per se. Aprecian los productos de estética violenta y de peligrosidad, rozando incluso la ilegalidad. En sexto lugar están los económico-eficientes, que son aquellos que necesitan soluciones imaginativas ante la escasez de recursos. Buscan la mejor oferta y hacen una compra racional. Anteponen el consumo en el hogar o en la oficina. Por último, podemos encontrar a los sofisticadores. Son aquellos con perfil extravagante, que demandan productos novedosos, exclusivos, excéntricos, caprichosos, ostentosos e innovadores que otros no se pueden permitir. Realizan un consumo experiencial y lúdico y destacan por su continua infidelidad a un determinado producto.

Toda esta información sobre tendencias y universos de consumo puede ser de gran utilidad para las empresas y agentes que trabajan en el sector agroalimentario. Incluso para los agricultores que se están lanzando a realizar venta directa de sus propios productos. La creatividad es la inteligencia de los sentidos. La comunicación y presentación de los productos es clave para diferenciarse de los competidores y mejorar los resultados. Sin agricultura no hay alimentos ni consumo. Sin agricultura, nada. ¿Con qué universo o universos te identificas tú?

 

Vergonzante hambruna Felipe Medina Oct 19, 2011 - 13:58

Durante esta última semana se han sucedido diversos actos en los que se ha conmemorado (que no celebrado por no haber nada que celebrar) el Día Mundial de la Alimentación. En uno de los actos celebrado en la Escuela de Ingenieros Agrónomos de Madrid, el catedrático emérito Ignacio Trueba, presentó su nuevo libro “Cómo erradicar el hambre en tiempos de crisis” (www.findelhambre.es) con una emotiva intervención en la que lanzó diversos mensajes que no dejaron a nadie indiferente y que extraigo a continuación.

Cada año se produce la cantidad de alimento necesario para que 7.000 millones de personas puedan comer adecuadamente. Sin embargo, uno de cada siete habitantes del planeta padece hambre crónica (1.000 millones de personas). Otros 3.000 millones (3 de cada 7) padecen varias formas de malnutrición, bien por falta de vitaminas y/o minerales, bien por sobrealimentación. 1.500 millones de personas padecen sobrepeso u obesidad. En Asia viven el doble de personas hambrientas (578 millones) que en África (230 millones). Sin embargo, la proporción de hambrientos es mayor en África (30%). El número de personas que muere diariamente por causas relacionadas con el hambre (24.000) es equivalente al ritmo de muertes existente durante la 2ª guerra mundial. Dos tercios de ellos son niños.

Los consumidores de los países desarrollados arrojamos a la basura entre un 20-30% de los alimentos. La huella ecológica de la dieta hipocalórica de los países desarrollados es 3 veces superior a la de una dieta saludable. La población que reside en los países desarrollados (15%) es responsable de un 45% de las emisiones globales de CO2. La cantidad para que 1.000 millones de personas hambrientas superen el umbral de la desnutrición es, en la actualidad, menos del 2% de la producción mundial de cereales o alrededor del 15% de un desperdicio evitable de alimentos que tiene lugar en los hogares de los países industrializados. Es imprescindible establecer un consenso de que esta injusticia (este famicidio) tiene que acabar cuanto antes.

Aunque existen alimentos suficientes, los hambrientos son pobres y no tienen dinero para comprarlos. Las hambrunas son obra humana. Con una buena organización se pueden evitar. Una sociedad que funcione adecuadamente tiene que garantizar que todos sus miembros puedan comer. No podemos permitir que diariamente pasen hambre 1.000 millones de los nuestros. Tal y como expuso en el mismo acto el también catedrático Jaime Lamo de Espinosa, sólo la ciencia y el conocimiento pueden frenar el hambre en el mundo. El papel que en este proceso de erradicación del hambre en el mundo puede y debe jugar la agricultura es capital. Sin Agricultura, Nada.