Según los datos recogidos en la ponencia que ofreció el profesor José María Gay de Liébana la semana pasada en el congreso de AECOC para la distribución y el gran consumo, el gasto medio anual de las familias en España pasó de alcanzar su máximo histórico de 32.001€ en el año 2007 a los 28.152€ en 2012, lo que supone una reducción superior al 12%. Gastos habituales en ocio y viajes fueron las que más se redujeron (-21%), mientras que el gasto en vivienda se incrementó un 3,2%. Otros gastos menos habituales como la compra de vehículos cayó un 62% que, junto con la ropa y calzado, experimentaron un descenso importante (33% y 27% respectivamente).

Por su parte, el gasto medio en alimentación de una familia española pasó de 5.143 € a 4.719 €, lo que supone un decrecimiento del 8,2% bastante inferior a la media, debido sobre todo al hecho de tratarse en su mayoría de productos de primera necesidad. Por su parte, el gasto en alimentos y bebidas fuera del hogar se redujo un 19%, lo que ha provocado el cierre de 50.000 bares en España desde que empezó la crisis. Estos datos han provocado además diversos cambios y nuevas tendencias en el comportamiento ya comentados en este blog.

Según las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), el consumo privado en España llegará en 2013 a su valor mínimo desde 2009, situándose en el -2,8%. Según este organismo, dicho consumo no arrojará datos positivos hasta 2016, si bien la previsión es que sea muy cercano a 0, mientras que en la zona euro se prevé entrar en números positivos en 2014. La pregunta que muchos se hacen en nuestro sector es ¿cuándo se recuperará el consumo en alimentación de forma definitiva en España? El índice del comercio al por menor publicado recientemente por el INE muestra en el mes de septiembre un crecimiento del 2,2%. ¿Espejismo o primeros síntomas?

Esta semana se ha celebrado en Madrid #tecnomarketing 2012, el congreso del marketing y la estrategia comercial organizado por AECOC (Asociaciacion de fabricantes y distribuidores) bajo el lema “adaptarnos a un nuevo mercado” centrado fundamentalmente en la distribución y venta de productos agroalimentarios. Aunque os asitentes tuvimos la oportunidad de asistir a un gran número de conferencias de gran interés, la ponencia estrella era a priori la realizada por Tim Harford, economista y escritor del best-seller titulado “El Economista Camuflado”, un ensayo de obligada lectura para los amantes de la economía, sobre principios básicos de economía cotidiana, con un enfoque pragmático, que ha vendido 600.000 ejemplares en más de 25 idiomas. Tim Harford es además columnista del prestigioso periódico británico Financial Times.

He de reconocer que las expectativas creadas eran tan grandes que, en cierta manera, me dejó un poco “insatisfecho”. Sin embargo, apoyándose en una puesta en escena muy cuidada y gracias a una exposición didáctica y sencilla, expuso su teoría sobre cómo el método de experimentación basado en el ensayo-error es el que, a su juicio, ha funcionado históricamente en economía. “La economía dejó de funcionar cuando se decidió que algunas grandes empresas no podían fracasar; nos hubiera ido mejor dejandolas caer; hay que experimentar para progresar, siendo conscientes de que fracasaremos en muchas ocasiones”, dijo.

Me parece una reflexión interesante. Experimentar siginifica investigar e innovar. Muchos coinciden en que ese es el camino para salir de la crisis. La agricultura no debe ser ajena a este proceso. En la situación actual de crisis que afecta de forma importante al consumo, da la sensación de que los políticos y las personas con capacidad para tomar decisiones no tienen la certeza de cuál de los caminos a elegir puede ser el que nos lleve al fin de la crisis. La situación es nueva para muchos y no existen recetas que garanticen el éxito. Incluso parece que nuestros políticos estuvieran utilizando el método que propone Tim Harford a la hora de tomar decisiones (ensayo-error). El tiempo dirá quien estaba en lòo cierto y quien se equivocaba, pero mientras, el grado de desconfianza sobre la clase política sigue creciendo entre los ciudadanos y no está nada clara la magnitud del crédito del que disponen aún los gobiernos. Lo que está claro es que, tal y como reza el lema del congreso, deberemos estar muy atentos para adaptarnos al nuevo mercado. El problema es que aún no tenemos claro como va a ser este después de esta crisis sin precedentes.