El gasóleo es uno de los principales inputs utilizados en la producción agraria. En la actualidad representa aproximadamente el 7% de los costes totales de producción. Según las últimas estimaciones del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, el gasto medio del sector agrario en este combustible ha sido de unos 1.200 millones de euros anuales, relativos a un consumo aproximado de 1.500 millones de litros. Pero, ¿responden las subidas y bajadas de precios de venta al público a la cotización del barril Brent en los mercados internacionales?
El precio medio del gasóleo agrícola o gasóleo B ha pasado de 0,68 €/l en 2007 a 0,93 €/l en lo que llevamos de 2011, lo que supone un incremento del 37% aproximadamente en estos 5 años. En estos precios, los impuestos representan aproximadamente un 28-30% del precio final de venta. Tal y como se observa en el gráfico anterior, existe una correlación clara entre el precio del barril Brent en los mercados internacionales (expresado en €/barril para eliminar el efecto de la cotización euro/dólar) y el del gasóleo de venta al público en nuestro país (expresado en €/l, impuestos incluidos).
El precio del barril de petróleo en euros experimenta una evolución casi idéntica a la del precio del gasóleo agrícola en los periodos de tendencia de precios al alza (correlación del 0,96). Por el contrario, entre Septiembre de 2008 y Junio de 2009, periodo durante el cual se produjo una bajada notable del precio del barril de Brent, el precio del gasóleo agrícola no experimentó una bajada proporcional (correlación del 0,54), es decir, el precio del barril de petróleo disminuyó durante dicho periodo en mucha mayor proporción que el del gasóleo agrícola. A la vista de estos datos, ¿puede existir falta de transparencia en la formación del precio del gasóleo que se vende a los agricultores?
Según los datos recogidos en la ponencia que ofreció el profesor José María Gay de Liébana la semana pasada en el congreso de AECOC para la distribución y el gran consumo, el gasto medio anual de las familias en España pasó de alcanzar su máximo histórico de 32.001€ en el año 2007 a los 28.152€ en 2012, lo que supone una reducción superior al 12%. Gastos habituales en ocio y viajes fueron las que más se redujeron (-21%), mientras que el gasto en vivienda se incrementó un 3,2%. Otros gastos menos habituales como la compra de vehículos cayó un 62% que, junto con la ropa y calzado, experimentaron un descenso importante (33% y 27% respectivamente).
Por su parte, el gasto medio en alimentación de una familia española pasó de 5.143 € a 4.719 €, lo que supone un decrecimiento del 8,2% bastante inferior a la media, debido sobre todo al hecho de tratarse en su mayoría de productos de primera necesidad. Por su parte, el gasto en alimentos y bebidas fuera del hogar se redujo un 19%, lo que ha provocado el cierre de 50.000 bares en España desde que empezó la crisis. Estos datos han provocado además diversos cambios y nuevas tendencias en el comportamiento ya comentados en este blog.
Según las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), el consumo privado en España llegará en 2013 a su valor mínimo desde 2009, situándose en el -2,8%. Según este organismo, dicho consumo no arrojará datos positivos hasta 2016, si bien la previsión es que sea muy cercano a 0, mientras que en la zona euro se prevé entrar en números positivos en 2014. La pregunta que muchos se hacen en nuestro sector es ¿cuándo se recuperará el consumo en alimentación de forma definitiva en España? El índice del comercio al por menor publicado recientemente por el INE muestra en el mes de septiembre un crecimiento del 2,2%. ¿Espejismo o primeros síntomas?