El concepto de “creación de valor compartido” fue acuñado por Michael Porter, profesor emérito de la Universidad de Harvard y experto en gerencia empresarial. Este concepto, que según la Wikipedia busca reinventar el capitalismo y liberar una ola de innovación y crecimiento, fue definido como “el conjunto de políticas y prácticas de gestión que mejoran la competitividad de una empresa, a la vez que ayudan a mejorar las condiciones económicas, sociales y ambientales en las comunidades donde opera. Las empresas crean valor compartido, re-concibiendo productos y mercados, redefiniendo la productividad en la cadena de valor y construyendo clústeres de apoyo para el sector en torno a la empresa, uniendo así los negocios, con la sociedad”. No existen demasiados ejemplos de valor compartido en la cadena agroalimentaria en nuestro país, pero algunos hay.


Hace pocos días tuve la suerte de asistir invitado a una asamblea de una industria alimentaria con los agricultores que le proveen de materia prima. Entre ambos han desarrollado un modelo de relación absolutamente innovador basado en una relación estable y de confianza que les permite compartir riesgos y objetivos comunes. La industria es quien compra la semilla de forma conjunta para todos los agricultores, realiza un pago pre-cosecha y asegura la compra de la totalidad de la producción garantizando precios (recogidos de antemano en un contrato) que cubren siempre los costes de producción. Además, premia la productividad marcando, en definitiva, unas reglas de juego diferentes al resto de cadenas que permite estabilidad, crecimiento sostenido y riqueza compartida de todos los integrantes de la misma.

Me produjo gran satisfacción comprobar que la valoración que hacen los propios agricultores sobre el esquema de relación con la industria es muy positiva. Sólo se advirtieron ciertos problemas de ajuste de la gestión de los procesos como la necesidad de buscar variedades más productivas, mejorar el proceso de recogida o la nencesidad de ampliar a otros inputs el sistema de compra colectiva y suministro de semilla. Ningún agricultor se quejó del precio, lo que supone un gran logro en sí mismo. Entre los aspectos más valorados del modelo, los agricultores destacaron la seguridad en el cobro, el pago pre-cosecha, la financiación de la semilla, el bonus establecido por productividad y, sobre todo, las condiciones favorables que reciben de los bancos por encontrarse su explotación integrada en un modelo de negocio empresarial de envergadura.

El futuro del sector pasa por la construcción de este tipo de relaciones estables y a largo plazo entre empresas que proporcionan un beneficio mutuo a las partes y generan externalidades positivas para la sociedad. Los beneficios que aporta esta empresa en la zona de producción donde se encuentra situada no son nada desdeñables. Se trata de un modelo innovador y de futuro que debe y puede ser replicado en otros sectores si queremos generar tejido económico en el medio rural por la vía de "construir sector" mediante cadenas agroalimentarias de valor compartido.

Es sin duda el tema del momento. El coste de la energía y del suministro eléctrico en el sector agroalimentario sigue creciendo continuamente. La liberalización del mercado eléctrico en 2008 ya supuso un incremento de costes muy importante, sobre todo para los regantes, cuyo coste eléctrico se incrementó un 60% en un año. La última reforma eléctrica propuesta por el gobierno parece ser la puntilla. La industria de alimentación y bebidas ha mostrado recientemente su rechazo a la reforma energética. Los ganaderos han convocado movilizaciones por las consecuencias de dicha reforma sobre las plantas de tratamiento de purines. Los regantes también. El resto de operadores no tardará en salir a la palestra con este tema.

El caso de los regantes resulta especialmente triste. Después de varios años, sigue sin afrontarse el brutal incremento de los costes de producción en las explotaciones agrícolas y ganaderas. La agricultura de regadío, nuestra joya de la corona, lo tiene cada día más difícil. Para colmo, los planes de modernización de los regadíos se hicieron durante años en base a un ahorro de agua (no de energía) y mientras el coste energético sigue subiendo, muchos de ellos, dejan de ser rentables. La propuesta que las organizaciones profesionales agrarias y las Cooperativas pusieron encima de la mesa a los dirigentes del Ministerio de Agricultura a finales de 2010 recogía una serie de medidas que, de haberse implementado, hoy nuestro sector agroalimentario estaría mucho más preparado frente a nuevas subidas del coste energético, sería más competitivo y, además, más sostenible.

La propuesta incluía 2 grandes medidas. Los contratos de temporada para reducir el coste en la factura de los regantes mediante su adaptación a las peculiaridades de los usuarios y la apuesta clara por la generación distribuida de energía renovable que, por la vía del balance neto (modelo utilizado en países como Italia, Dinamarca, Estados Unidos o Japón) permitiera a agricultores y ganaderos producir su propia energía renovable durante todo el año, verterla a la red y, finalmente, disponer de ella en los momentos de máxima utilización como las campañas de riego. La primera de ellas llegó al Consejo de Ministros y nadie la defendió, por lo que ahora andará en algún cajón del Ministerio cogiendo polvo. La segunda, que requería el trabajo en común de Ministerio de Agricultura y Ministerio de Industria, fue literalmente imposible de poner en marcha. Ahora, cuando una nueva reforma eléctrica levanta de nuevo al sector y Cañete anuncia estar estudiando medidas para los regantes, uno se acuerda de las oportunidades perdidas en el pasado…

Como recién nacido que no “da guerra” a sus padres y se cría entre varios hermanos que monopolizan su atención, se publicó finalmente en el BOE el pasado 3 de agosto el texto de la nueva Ley 13/2013, de fomento de la integración de cooperativas y de otras entidades asociativas de carácter agroalimentario. Su aprobación en periodo estival y, sobre todo, su coincidencia en el tiempo de tramitación parlamentaria de la Ley de la cadena alimentaria, han hecho que esta importante Ley, haya pasado casi desapercibida.

Esta iniciativa legal forma parte de las reivindicaciones históricas de las cooperativas agroalimentarias, y es un pilar básico dentro de una estrategia más general para alinear a las cooperativas y a sus dirigentes en el objetivo de incrementar el tamaño de las cooperativas de forma ordenada, para ganar peso y relevancia en el mercado y competir así de forma más eficiente. Para ello, se crea la figura de entidad asociativa prioritaria de carácter supra-autonómico a la que se otorga la posibilidad de recibir determinados apoyos prioritarios para posibles procesos de integración, fusión, etc. 

El proceso de desregulación de los mercados desarrollado de forma paulatina en las distintas reformas de la Política Agraria Común europea para cumplir con los acuerdos de la OMC, exige estructuras de producción y comercialización muy diferentes a las que existían en épocas donde los precios venían regulados en el BOE. Las cooperativas agroalimentarias no se han adaptado a estos cambios al ritmo deseado en nuestro país (no así en algunos países del norte de Europa), y la mayor parte de ellas tienen que competir en mercados cada vez más globalizados y exigentes, para lo que necesitan tener un tamaño y una estructura adecuada.

Desde mi punto de vista, la Ley no es más que una declaración de intenciones. El éxito de la misma reside en que, los responsables de estos temas en las Comunidades Autónomas, que tiene competencias en la distribución de los fondos de desarrollo rural, “se crean” esta Ley, tengan una visión inteligente de la magnitud del problema, y pongan a disposición de los procesos de integración y fusión de cooperativas de diferentes Comunidades Autónomas los recursos económicos, materiales y humanos necesarios, aunque se trate de cooperativas de diferentes CCAAs. Este ejercicio de responsabilidad han de desarrollarlo también los actuales gerentes de muchas cooperativas. Muchas de ellas se hacen entre sí una competencia local en ámbitos muy pequeños que no lleva a ningún sitio, y carecen de una visión verdaderamente empresarial. Espero y deseo que esta Ley sirva de acicate para que, por fin, estas estructuras desarrolladas por los propios agricultores para la comercialización de sus productos, ocupen en el futuro un lugar mucho más relevante que el actual en la cadena alimentaria. 

UAGALUR es un proyecto sólido con identidad propia, basado en una iniciativa comercial promovida desde el sector agrario  por la Unión de Agricultores y Ganaderos de Álava (UAGA) perteneciente a la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), junto con su cooperativa asociada, AGA S.Coop. UAGA cuenta con 1.700 explotaciones agrarias, en su mayoría pequeñas y medianas explotaciones familiares y el la única organización agraria existente en la provincia de Álava. UAGALUR surge con el objetivo de ofrecer una nueva salida a explotaciones agro-ganaderas que quieren comercializar sus propios productos mediante canales cortos de comercialización, evitando intermediarios, y apostando por la relación directa entre productor y consumidor. Se enmarca a su vez dentro del proyecto de Agricultura de Responsabilidad Compartida (ARCo) de la propia COAG.

Tal y como se puede leer en su web, en UAGALUR encontrarás alimentos con garantía de calidad y a un precio justo, tanto para quien lo produce como para quien consume. Son productos de temporada, de elaboración artesanal -algunos de ellos ecológicos- y producidos en nuestra tierra, afirman. En definitiva, alimentos con nombre y apellidos, puesto que en todo momento puedes conocer quiénes han producido aquello que vas a consumir. Además de la posibilidad de comprar productos en los mercados de agricultores que realizan habitualmente como el del próximo Domingo, 8 de Junio en el parking de Mendizorrotza, la web está habilitada para la compra on-line y permite, tanto la recogida en la tienda situada en la Plaza de Abastos de Vitoria, como el envío de pedidos a domicilio. También es posible encontrar sus productos en numerosos restaurantes de Vitoria. En la lista destacan las carnes (vacuno, ovino y equino), embutidos, lácteos, productos de huerta, frutos secos, vinos, patxaran e incluso aceite de oliva.

Toda la actividad comercial la acompañan de novedosos eventos como experiencias gastronómicas “un productor, un sabor” con cocineros productores y productos típicos locales (cuajada, carne de potro, etc.), recetas con productos de temporada, los laboratorios del gusto bajo el lema “tú lo produces, yo lo cocino, los 2 los disfrutamos” con futuros cocineros de la escuela de cocina, participación en ferias, etc. Sin embargo, lo más valioso del proyecto es, sin lugar a dudas, la participación activa de los agricultores y ganaderos que cultivan con mimo toda esta gran variedad de productos. La visibilidad evidente de las personas (agricultores y ganaderos) que hay detrás de los alimentos que presentan, le da al proyecto una autenticidad difícil de igualar. En este negocio, igual que en otros muchos, las emociones juegan un papel clave. Y en este proyecto hay personas de carne y hueso con historias que contar. Cuanto mayor sea tu causa, mayor será tu marca (Risto Mejide, Tecnomarketing 2013).

El pasado 17 de abril, coincidiendo con el día mundial de la lucha campesina (aunque creo que fue pura casualidad), el pleno del Observatorio de Precios de los Alimentos del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente donde están representados todos los agentes y entidades de la cadena agroalimentaria española, aprobó una lista de 12 recomendaciones para un mayor desarrollo de los canales cortos de comercialización de productos agroalimentarios en base a un estudio sobre el funcionamiento de estos canales encargado por dicho Ministerio y realizado durante 2012. En este post, me limito a compartir dichas recomendaciones, dada la importancia y trascendencia que pueden tener estos canales para muchos agricultores y ganaderos de nuestro país, que han hecho de este canal su modelo de negocio agroalimentario. 

Información estadística 

1. Diseñar e implementar algún tipo de operación o registro estadístico, o aprovechar los existentes, para mejorar el conocimiento de este tipo de canales y permitir el seguimiento de su evolución y la evaluación de las medidas puestas en marcha. 

Legislación y normativa 

2. Adaptación de la normativa europea que permite la flexibilización de los requerimientos sanitarios en atención a las necesidades específicas de cada modelo de negocio, no implicando pérdida de garantías para el consumidor sino adaptación de los requerimientos estructurales y burocráticos a la dimensión de los operadores. 

3. Combatir, por parte de las autoridades locales competentes, el intrusismo en los mercados de productores, entendiendo como tales, aquellos donde de forma estricta todos los vendedores son productores. 

4. En el caso de los llamados “mercadillos”, donde pueden coexistir tanto productores como otros vendedores ambulantes, la propuesta puede ir encaminada a diferenciar e identificar al productor local. 

Logística 

5. Salvar el problema de la dispersión de productores y consumidores intentando concentrar la oferta y el consumo. 

6. Fomentar el establecimiento de redes de productores y de consumidores que garanticen una producción comercializada suficiente para rentabilizar las operaciones logísticas. 

7. Favorecer el establecimiento de puntos de entrega en los núcleos urbanos con amplios horarios de apertura para facilitar al consumidor recoger sus pedidos. 

8. Promover investigación en micro-logística adaptada a las características de este mercado. 

Marketing 

9. Trabajar la presencia en redes sociales, que constituyen una herramienta económica y no excesivamente complicada para los no expertos. 

10. Apostar por el desarrollo de sitios web o aplicaciones adaptadas a dispositivos móviles. 

Promoción y ayudas 

11. Mejorar el conocimiento y difusión de los mismos entre los consumidores, para construir y consolidar una cultura de “lo local”, aún incipiente en España y que en otros países ya es un hecho. 

Etiquetado específico 

12. Estudiar para cada situación y caso particular las distintas opciones y las fórmulas ya empleadas con éxito, cuidando mucho que las soluciones implantadas no supongan nuevas barreras para los operadores y garantizando el derecho de información a los consumidores. 

SO GOD MADE A FARMER Felipe Medina Feb 28, 2013 - 14:32

En uno de los descansos publicitarios de la pasada edición de la Superbowl en Estados Unidos se emitió este espectacular anuncio de Dodge cuyo título es "So God made a farmer" (Entonces Dios creó al agricultor), donde se ensalza de forma magistral la figura del agricultor y la importancia de la labor que realiza para el resto de la sociedad. Por ello, me ha parecido la mejor forma de inuagurar la incorporación de vídeos en las entradas del blog. Espero que os guste. El texto de la narración en inglés está incluido más abajo. ¿Alguien se imagina algo así en España?

And on the eighth day, God looked down on his planned paradise and said, “I need a caretaker.” So God made a farmer.

God said, “I need somebody willing to get up before dawn, milk cows, work all day in the field, milk cows again, eat supper, then go to town and stay past midnight at a meeting of the school board.” So God made a farmer.

God said, “I need somebody willing to sit up all night with a newborn colt and watch it die, then dry his eyes and say,’Maybe next year,’ I need somebody who can shape an ax handle from an ash tree, shoe a horse with hunk of car tire, who can make a harness out hay wire, feed sacks and shoe scraps. Who, during planting time and harvest season will finish his 40-hour week by Tuesday noon and then, paining from tractor back, put in another 72 hours.” So God made the farmer.

God said, “I need somebody strong enough to clear trees and heave bales, yet gentle enough to yean lambs and wean pigs and tend the pink-comb pullets, who will stop his mower for an hour to splint the leg of a meadowlark.” So God made a farmer.

It had to be somebody who’d plow deep and straight and not cut corners. Somebody to seed, weed, feed, breed, and brake, and disk, and plow, and plant, and tie the fleece and strain the milk, . Somebody who’d bale a family together with the soft, strong bonds of sharing, who would laugh, and then sigh and then reply with smiling eyes when his son says that he wants to spend his life doing what Dad does. “So God made a farmer.”

Paul Harvey

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) publicó la semana pasada el último de sus ya famosos estudios donde analizan la calidad de determinados alimentos incluyendo un ranking comparado donde quedan reflejadas distintas marcas y fabricantes. Tras los estudios sobre la leche y el aceite, esta vez les ha tocado a las hamburguesas. La alarma surgida en Irlanda por la presencia de carne de caballo en hamburguesas ha motivado el estudio. En dicho estudio realizado sobre 20 marcas de hamburguesa diferentes se han analizado el etiquetado, el contenido en sulfitos, la presencia de aditivos, la calidad nutricional, la calidad de la carne y la higiene. De las 20 analizadas, sólo 4 pasan el examen según la OCU, habiéndose detectado deficiencias principalmente en el etiquetado. Ninguna de ellas supone ningún riesgo para la salud ni se han detectado fraudes.

A través de la prensa se están enviando mensajes poco claros al consumidor y eso resulta un problema. Por ejemplo, las noticias demonizan la carne de caballo por el hecho de aparecer en las hamburguesas cuando se trata de un carne muy preciada y de alta calidad. El estudio alerta de una disminución progresiva de la calidad de los productos para tratar de adaptar sus precios de venta al público a la situación de crisis económica actual. Según Ileana Izverniceanu, portavoz de la organización, las distribuidoras están apretando tanto los precios, que llega un momento en que la calidad se resiente. Estos aprietan a los intermediarios, y lo intermediarios a sus proveedores. En algunos sectores, el funcionamiento de la cadena es tan tenso que muchos de sus operadores están produciendo por debajo de costes e incluso teniendo que desaparecer.

En cualquier caso, lo más preocupante de todo este asunto es la sensación de desconfianza que se genera en el consumidor, al que se confunde con mensajes contradictorios a través de la prensa. La cadena agroalimentaria actual, tal y como está conformada, genera una situación de lejanía entre el origen del producto y el consumidor que facilita que crezcan los niveles de desconfianza cuando surgen este tipo de alarmas sociales. Este hecho supone una oportunidad clara de mercado para los productos locales y de proximidad. Los consumidores, ante estas situaciones, reaccionan queriendo conocer el origen y los procesos de transformación de los productos que compran. De ahí que las iniciativas ligadas a los canales cortos de comercialización estén creciendo de forma notable en los últimos tiempos. Sobre todo aquellas que consiguen enseñar todo el proceso de producción de los alimentos a los consumidores permitiendo la comprobación in situ en las propias granjas e industrias de transformación. Lo que parece claro es que se debe trabajar por acercar a agricultores y consumidores a través de un funcionamiento mucho más transparente y organizado del conjunto de la cadena. Cuanto más conozca el consumidor sobre el funcionamiento de la cadena y de sus procesos más confianza tendrá en los productos que compra y más pagará por ellos. 

Tras el anuncio por parte del gobierno de la reducción de la partida presupuestaria para seguros agrarios para el año 2013 en 47 millones de euros (un 18% con respecto al año anterior), al menos 10 Comunidades Autónomas han eliminado los apoyos financieros que venían destinando al fomento de la contratación de estos seguros por parte de agricultores y ganaderos. Los agricultores se van a enfrentar a un incremento considerable del coste de contratación del seguro agrario durante 2013, por lo que es bastante previsible que se puedan producir un descenso de la contratación de pólizas de seguros durante el próximo ejercicio, máxime teniendo en cuenta la situación de crisis económica a la que atravesamos, y/o un descenso en la calidad del aseguramiento en cuanto a coberturas y garantías 

Sería interesante hacer un ejercicio de imaginación y creatividad con el objetivo de poner en el mercado productos más atractivos para los agricultores desde el punto de vista del binomio calidad-precio teniendo en cuenta lo excepcional de la situación actual, intentando lograr que se erosione lo menos posible la contratación. Dentro de unos meses podremos analizar los datos de contratación y evaluar la incidencia de las últimas decisiones adoptadas. Hasta entonces, todos los agentes del sistema de seguros agrarios deben volcarse en la difusión y divulgación de las bondades de la herramienta del seguro agrario entre sus posibles benefactores, los agricultores.

En este sentido, merece una mención especial la campaña de promoción de los seguros agrarios que viene desarrollando COAG bajo el título “El secreto de los agricultores tranquilos” presentada en 2010 en la Gran Vía madrileña. Este año, en su segunda edición, tal y como se puede ver en este vídeo (ver), ésta se ha centrado en dar a conocer el secreto de los agricultores tranquilos (el seguro agrario) a través de las servilletas que los agricultores pueden encontrar en los bares de sus pueblos. La repercusión de dicha campaña está siendo muy alta, aunque aún es pronto para evaluarla en profundidad. Espero que contribuya al menos a “sostener” el nivel de contratación y su calidad (garantías y coberturas) durante 2013. Si además consigue incrementarlo, mejor que mejor.

Parece que algunas empresas del sector agroalimentario se hubieran puesto de acuerdo para desarrollar campañas publicitarias durante este verano basadas en la misma estrategia. La de poner en valor la materia prima que utilizan para la fabricación de sus productos y su origen. Una campaña de gran presencia en los medios ha sido la lanzada por la empresa Casa Tarradellas en la que se nos mostraba cómo han estado esperando al momento óptimo de la cosecha del trigo que utilizan para la elaboración de la masa de sus pizzas para garantizar así su máxima calidad (ver).

Foto de Miguel Flavián - experto en cadena y distribución alimentaria

De igual forma, la empresa pastas Gallo ha puesto en boca del periodista Carlos Herrera la importancia de trabajar con materias primas de calidad originarias de nuestro país y su inmensa variedad de producciones agrícolas. “Nuestro” queso manchego, “nuestra” ternera gallega y “nuestro” jamón ibérico son presentados como productos de gran calidad debido a su origen, los cuales garantizan “nuestros” sabores más tradicionales. Campaña de gran éxito como se puede ver en el siguiente enlace (ver). Un caso similar es el anuncio de barritas de pan artesanas de la marca Velarte donde un cocinero destaca la importancia de la utilización de ingredientes naturales en su proceso productivo desde una parcela de producción de cereales (ver). 

“Lo agrario” parece consolidarse como un valor publicitario en alza en esta época de crisis económica donde muchos miran al sector agrario como el que siempre estuvo allí, el que nunca nos falló, el que persiste ahí a pesar de todas las dificultades, viejas y nuevas, a las que se enfrenta diariamente. Por este motivo, y por la evidente carencia de reconocimiento hacia la labor que realizan los profesionales de la agricultura, he querido destacar hoy este tipo de campañas de marketing. Y es que, tal y como reza el cartel publicitario visto en Italia, los agricultores nos ayudan a mantener la economía de nuestra tierra. Y eso debe hacernos actuar en consecuencia.

En las últimas semanas saltaba la noticia de que 10 Comunidades Autónomas eliminaban los apoyos financieros que venían destinando al fomento de la contratación de los seguros agrarios por parte de agricultores y ganaderos. Es por ello previsible que se produzca una caída importante de la contratación de pólizas de seguros durante el próximo ejercicio. Una mala noticia sin duda para el sistema de seguros

agrarios español que tanto esfuerzo ha costado construir durante los últimos 35 años y que tanto cuesta hacer respetar en el ámbito europeo. 

Por otra parte, en algunas Comunidades Autónomas como Castilla la Mancha se han eliminado del presupuesto las partidas que se destinaban a las labores de asesoramiento y asistencia técnica que realizan las Organizaciones Profesionales Agrarias. Tanto en el ámbito estatal como en otras muchas Comunidades Autónomas estas partidas se han reducido también de forma importante. Ni que decir tiene que otros apoyos enfocados a una mayor productividad y sostenibilidad de las producciones agrarias, han visto disminuir su presupuesto de forma notable. Por ejemplo, el presupuesto del plan RENOVE de maquinaria ha pasado de algo más de 40 millones de euros en 2008 a 5 millones en 2010.

El sector agrario se enfrenta por tanto a una situación sin precedentes que debe abordarse con visión estratégica. Los costes de producción no han parado de incrementarse de forma exponencial desde la crisis de las materias primas de 2008, y la previsión es que lo sigan haciendo. La presión fiscal tampoco. Los apoyos (y no sólo hablamos de ayudas directas de la PAC) se están reduciendo drásticamente. Hoy por hoy, de forma general, el mercado representa un 70% de los ingresos de los agricultores y las ayudas un 30%. El peso de esta segunda componente es previsible que se vaya reduciendo de forma paulatina. La participación de los agricultores en el precio final de los productos se viene reduciendo a razón de un 1% anual según la Comisión Europea y se encuentra ya en el 25%. Es decir, el mercado interno no remunera al agricultor como lo hacía antes. O el mercado responde, o muchos agricultores y sus familias tendrán que abandonar la actividad que realizan con los problemas que ello conlleva. Ahora que está tan de moda apoyar a los emprendedores ¿acaso nadie se ha parado a pensar que los agricultores son también emprendedores? Si lo son, ¿por qué se recortan de esta forma los mecanismos de apoyo existentes?

El pasado 6 de Junio fue presentada en Madrid, ARCo (Agricultura de Responsabilidad Compartida). ARCo es una iniciativa de la Organización Profesional Agraria COAG que pretende impulsar un red de agricultores y consumidores basada en la relación mutua, directa y de confianza. En los últimos 6 años COAG ha visto nacer y consolidarse la iniciativa ARCo como estrategia de comercialización directa de productos agroalimentarios. ARCo es un proyecto que alberga una gran diversidad de iniciativas regionales provinciales y locales. Bajo sus siglas se ha constitudio una red de comercialización directa de productos agroalimentarios basada en las relaciones de confianza y cercanía entre agricultores de COAG y consumidores demandantes de productos locales o de cercanía, de gran calidad y a precios justos y razonables.

Con su nuevo portal web (www.arcocoag.org), ARCo pretende ser el lugar de encuentro de todas aquellas personas que buscan una nueva vía de comercialización mediante los canales cortos y desean conocer de primera mano a las personas que producen los alimentos que se comen. El portal se define como “El escaparate de los alimentos con nombre y apellidos”. Pretende sear la casa de todos. Por ello es totalmente participativo y permite la interacción de todas las personas que deseen contribuir a la creación de este ilusionante proyecto, así como para los que ya formen parte de la red. Siempre en torno a los principios fundamentales del proyecto: confianza, cercanía, sostenibilidad, calidad y, sobre todo, formado y construido por personas con historias y realidades propias que explican la diferenciación de sus productos.


Es posible también seguir los avances del proyecto en las redes sociales a través de su perfil en facebook (Acceder), de su cuenta de twitter (@ARCo_COAG) y de su espacio en chil (www.arco.chil.org). Agricultores y consumidores conectados en la misma dirección.

El pasado 20 de abril, la Comisión Europea a través de la DG Agricultura y DG sanidad y consumidores (con presencia de ambos comisarios), organizó en Bruselas una conferencia sobre los canales cortos de comercialización y la venta directa de productos agroalimentarios con la idea de recoger las opiniones del sector agrario y, sobre todo, de los pequeños y medianos agricultores, que ven en el apoyo a este tipo de canales una oportunidad para valorizar sus productos locales (de gran calidad) y conseguir así mejorar la rentabilidad de sus explotaciones que tantas dificultades están atravesando.


En esa conferencia se pudieron abordar una gran variedad de propuestas e inquietudes relacionadas con esta nueva filosofía que se pretende plasmar en los reglamentos de la nueva PAC. Entre todas ellas destaco tres. En primer lugar se evidenció la necesidad de mejorar el acceso de los pequeños productores a los mercados locales para hacer llegar sus productos de gran valor añadido a los consumidores. Quedó claro que existe una demanda creciente de productos locales por parte de los consumidores. Productos en los que se pueda identificar al agricultor que los produce y no al distribuidor que los vende. Facilitar el acceso de los agricultores a los mercados es una tarea prioritaria. 

En segundo lugar se abordaron las políticas de apoyo hacia este tipo de canales de comercialización. La PAC puede y debe ser el gran instrumento de apoyo a este tipo de canales, que van además asociados a un modelo de agricultura menos intensiva, de carácter más social y más respetuoso con el medio ambiente. Por último, se analizó la problemática existente con la aplicación de las normativas higiénico-sanitarias en los distintos Estados miembros. Pudimos constatar que determinados países (al amparo de la normativa comunitaria) han adaptado sus normativas higiénico-sanitarias a las pequeñas y medianas producciones para facilitar así la transformación y la comercialización en las propias explotaciones habilitando pequeños mataderos construidos con mínimas inversiones dentro de las mismas. 

Conocer esto fue tan alentador como decepcionante. ¿Qué hemos estado haciendo durante estos años en España mientras en países como Austria, Alemania, Francia o Reino Unido se ha facilitado la transformación en las propias explotaciones y la venta directa? Sencillamente, someter a los pequeños productores a las mismas normativas que a la industria, lo que hace inviable su actividad por las grandes inversiones que conlleva. Esperemos que esta conferencia y las líneas directrices que está marcando la Unión Europea sean tenidas en cuenta y cambiemos cuanto antes esta situación. Más de 30 millones de personas viven en la UE de las pequeñas explotaciones agrarias y son el tejido rural. Muchas de ellas en nuestro país. El campo lo necesita, nuestra economía también.

La empresa Zinia, dedicada a la comunicación 2.0, organizó la semana pasada lo que ellos llaman Sin duda una gran iniciativa. Esta empresa organiza este tipo de desayunos una vez al mes en distintas ciudades de España. Además de servir para poner en contacto a un buen número de personas interesadas por el mundo de la comunicación, tienen la costumbre de dedicarlos a temas concretos relacionados con la aplicación de las nuevas tecnologías en este ámbito. En concreto,

 

En él, un grupo de jóvenes emprendedores explicaron el proyecto que han puesto en marcha. Se trata de un portal (FLOQQ) que, Trabajan bajo la premisa de que la persona idónea para explicar cómo funciona una herramienta determinada es aquella que la tiene que utilizar con frecuencia para su trabajo independientemente de la titulación y formación que tenga. Además, en dicho portal se pueden también anunciar y encontrar distintos locales en los que realizar los distintos cursos, aunque en muchas ocasiones, muchos de los cursos terminan por hacerse incluso en cafeterías. Me parece una idea brillante a la que auguro un gran éxito.

Es evidente que l El sector agrario no puede ser ajeno a este proceso y servirse de este tipo de innovaciones de la forma más eficiente posible. Ahora que los sistemas de asesoramiento en explotaciones agrarias crecen en importancia con la nueva PAC, es el momento de desarrollar herramientas tecnológicas que permitan un mejor servicio a los profesionales de la agricultura, faciliten su actividad diaria y contribuyan a una toma de decisiones acertada. La formación 2.0 puede ser una de ellas. Hay que ponerse manos a la obra. Nuestra agricultura lo necesita, nuestros agricultores también.

 

Ese es el lema de la línea de cajas de un supermercado de la cadena Sainsbury en Londres que aparece en la fotografía. El valor de nuestro producto, por su gran calidad, es lo que nos diferencia del resto de competidores. El mensaje no puede ser más acertado. Producimos y somos excedentarios en aceite de oliva, vino, etc. Sin embargo, aunque también producimos cereales o leche, somos deficitarios. 

Foto de Miguel Flavián - experto en distribución alimentaria

Precisamente por este hecho La crisis económica ha acrecentado el legítimo objetivo de la distribución minorista de situar los productos agroalimentarios al precio más asequible posible cuando los pone a disposición del consumidor. La batalla es feroz y los distintos gobiernos que hemos tenido la aplauden a sabiendas de que con ello se contribuye a un mayor control del IPC, indicador del todo impopular cuando dice de subir.  

Sin embargo, La competencia feroz entre los distribuidores por situar los productos al precio más barato posible conlleva una agresiva política de precios de dichas empresas con sus proveedores, que terminan afectando al conjunto de eslabones de la cadena, sobre todo al más débil, el de los agricultores. 

Ese no parece ser el camino correcto. Tal y como declaró recientemente la profesora y filósofa directiva de la prestigiosa empresa Apple, Nancy Fraser, Eso es precisamente lo que está sucediendo en la cadena de valor agroalimentaria. Por suerte, en estos días, el gobierno ultima los detalles de lo que debe ser la nueva ley de medidas para la mejora del funcionamiento de la cadena agroalimentaria. Esperemos que aborde esta problemática con una visión que asegure la viabilidad del medio y largo plazo. Para eso están las leyes.  

 

¿Se entiende la PAC? Felipe Medina Mar 29, 2012 - 19:12

A finales del año pasado, la Comisión Europea hizo públicos los borradores de reglamentos de lo que pretende ser la nueva PAC (Política Agraria Común) para el período 2014-2020. Después de haber leído y analizado sus artículos me reafirmo en que su grado de complejidad es tal que, lejos del lograr el objetivo de simplificación pretendido, estamos ante una política difícil de explicar a los agricultores. Y lo que es peor, de hacer entender a los ciudadanos. Quedan muchos aspectos por concretar e incluso, algunos de ellos, habrán de ser abordados dentro de cada uno de los Estados Miembros. Sin embargo, al menos en España, no he escuchado a nadie valorarla positivamente. Y eso es muy preocupante. La agricultura mediterránea parece salir mal parada reforma tras reforma frente a la del centro y el norte de Europa. El sector agrario se juega mucho, pero el conjunto de la economía y la sociedad, también. 

En los últimos días he tenido la oportunidad de charlar con distintos colectivos y asociaciones de características muy diversas con el objetivo de intercambiar opiniones y sensibilidades sobre los citados reglamentos y los objetivos perseguidos por la Comisión Europea. Asociaciones de consumidores, organizaciones ecologistas e incluso periodistas, cada cual desde su óptica, coinciden en no tener claro el objetivo global que persigue la nueva PAC ante la gran cantidad de incongruencias que encuentran en el articulado de sus reglamentos. He de decir que coincido plenamente con ellos. Pienso que en la parte que más conozco, la de la cadena agroalimentaria, la Comisión ha sido muy poco valiente. Para poco parecen haber servido los grupos de alto nivel y las comunicaciones sobre el funcionamiento de la cadena agroalimentaria de la Comisión, el Parlamento y el Consejo que recomendaban abordar el problema del reequilibrio de la cadena agroalimentaria. Esperemos que este tema se pueda enmendar durante el periodo de negociación que se extenderá durante casi todo 2012.

Por suerte, gracias al gran trabajo de Francisco Martínez Arroyo y Ana María Palacios Agreda y al apoyo de Editorial Agrícola y la empresa Massey Ferguson, disponemos de esta fabulosa publicación titulada "Guía práctica de la PAC" (se puede descargar gratuitamente de la web de Editorial Agrícola) que nos puede facilitar a todos un mayor entendimiento de la PAC. Desde este humilde blog, gracias y enhorabuena por el trabajo.

Descargar "Guía práctica de la nueva PAC"

 

El secreto de los agricultores tranquilos da nombre a una exitosa campaña publicitaria que puso en marcha la organización agraria COAG hace algo más de un año. El anuncio, al que se puede acceder pinchando en la imagen, desvela el secreto de los agricultores tranquilos, el seguro agrario. En épocas como la actual, cuando la acuciante sequía amenaza con arruinar gran parte de las cosechas, es cuando muchos se acuerdan de una herramienta de gran utilidad para su gestión como es el seguro agrario.

 

En la mayor parte de los casos, la actividad productiva se desarrolla al aire libre y depende por ello directamente de la incidencia que sobre ella tienen determinados factores climatológicos de difícil control como las heladas, el pedrisco, la sequía o las inundaciones. Vivimos además en un país con gran variabilidad climática donde predomina un clima de tipo mediterráneo con escasez de precipitaciones y altas temperaturas en la mayor parte del territorio. Además, la variabilidad interanual de los distintos fenómenos climatológicos es considerablemente elevada.

En España tenemos el sistema de seguros agrarios más avanzado del mundo. En la actualidad todas las producciones agrícolas y ganaderas son asegurables en nuestro país frente a la práctica totalidad de riesgos. No en vano, durante el año 2010 se suscribieron en España un total de 475.000 pólizas de seguros agrarios (220.000 ganaderas y 255.000 agrícolas), alcanzando un valor total de 11.000 millones de euros de producción asegurada. El seguro agrario puede y debe ser una herramienta de gran utilidad para garantizar la estabilidad de las rentas de las explotaciones agrarias en la actualidad.

El secreto que guardan los agricultores tranquilos no es más que un sistema construido desde hace casi 35 años por administraciones, empresas aseguradoras y agentes del sector. Los niveles de contratación son todavía muy bajos en algunos sectores agrarios y se debe trabajar por incrementarlos año tras año. La idoneidad de este tipo de campañas de gran valor creativo es más que evidente. Se trata de una herramienta que debe llegar dada día a más agricultores y ganaderos a pesar de que debe ser mejorada y adaptada continuamente. Ellos la necesitan para seguir produciendo con tranquilidad y nosotros los necesitamos a ellos porque son los responsables de nuestra agricultura y nuestra alimentación. Recordemos que sin agricultura, nada.

El pasado martes 7 de marzo tuve la suerte de asistir en Bruselas a la conferencia organizada por la Dirección General de Agricultura de la Comisión Europea sobre celebrada bajo el lema “Enhancing Innovation and the Delivery of Research in European Agriculture”. En ella se explicaron las líneas directrices que marcarán la política de la Comisión Europea en este ámbito a través de las European Innovation Partnerships (EIPs) y, en concreto, mediante la EIP de la agricultura. LA EIP de la agricultura, enmarcada dentro del segundo pilar de la Política Agraria Común (PAC), apoyará en mayor medida aquellos proyectos formados por consorcios entre los que se encuentren los agentes implicados del sector (los agricultores entre ellos), los centros de investigación y las Universidades con el objetivo de reducir la brecha existente entre las materias investigadas y las necesidades reales de los principales agentes implicados en la actividad agraria.

De las numerosas ponencias que se presentaron (pinchar aquí para acceder), llamó especialmente la atención la de la investigadora y consejera científica del presidente de la Comisión Europea Anne Glover. En ella manifestó que El cambio en la innovación, afirmó, no se consigue si no hay demanda, por lo que debe haber una mayor implicación de los agricultores en el proceso desde el principio. Además, continuó, Los consumidores deben asumir que desperdiciar el 30% de los alimentos que se producen, como se hace en la actualidad, es algo que nuestra sociedad no se puede permitir hoy en día. El propio ministro de agricultura de Polonia, presente en la sala, manifestó que desperdiciar los alimentos de esta forma era un insulto a los agricultores.


Para la Comisión Europea, el reto más importante es mejorar la productividad de forma sostenible. Es de alabar que la política de investigación e innovación en agricultura de la Comisión Europea persiga contar con los agricultores desde el primer momento en la búsqueda de estos objetivos. Pero para ello, como dice la profesora Glover, La I+D+i en la agricultura es muy necesaria para toda la sociedad. La agricultura con agricultores también. Y sin agricultura, nada.

Agricultura es alimentación. Ninguno de los ponentes invitados a la asamblea dejó de destacar la idoneidad del lema elegido. Desde el Director General de agricultura de la Comisión Europea, José Manuel Silva, hasta el Coordinador General de Izquierda Unida y ex - secretario general de COAG, Cayo Lara, pasando por el propio Ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete.

Resulta curioso vivir una asamblea de este tipo. En ella se junta una bajo la única idea de vivir dignamente de su trabajo y alimentar al conjunto de la población. Sus premisas son muy claras. Dejad en nuestras manos vuestra alimentación, no os arrepentiréis. De paso cuidaremos de los pueblos y del medio rural para cuando queráis venir a visitarnos. Confiad en nosotros. Y si cuidáis de nosotros un poco más, mejor que mejor.

 

El propio Ministro de Agricultura reconocía que, en su anterior etapa en el cargo, dada la importancia de la cuestión, tenían preparada  Destacó cómo algunas otras profesiones son valoradas de forma notable por la sociedad. Los médicos por ejemplo. Y se comprometió a trabajar por legitimar y dignificar esta noble profesión bajo la premisa de que la agricultura es la base de la alimentación, y la alimentación es esencial en nuestras vidas. Es decir, que sin agricultura, nada.

El valor añadido bruto (VAB) de un sector productivo es el indicador que mide la riqueza obtenida por dicho sector en un periodo concreto. Su homólogo en relación al conjunto de la economía es el PIB (Producto Interior Bruto) mucho más conocido. (un 4,3% menos) que en 2010. Si comparamos el VAB agrario por ocupado con el PIB general por ocupado, o lo que es lo mismo, la riqueza obtenida por un agricultor respecto a la obtenida por un trabajador medio en España, vemos que las diferencias son notables.

La riqueza que genera el sector agrario a las personas que trabajan en dicho sector está decreciendo en exceso. La renta de los profesionales del sector agrario, imprescindible para nuestra economía e imprescindible también para nuestro bienestar y calidad de vida, está viéndose deteriorada paulatinamente.


Algunas noticias de los últimos días invitan a la reflexión sobre la apuesta definitiva que debe hacerse por desarrollar en mayor medida nuestros sectores productivos, aquellos que muchos expertos coinciden en señalar como los que deben sacarnos de la crisis (sector turístico, sector agroalimentario, etc.). Durante esta semana se pudo escuchar que beneficiado por, entre otras causas, la inestabilidad existente en los países árabes. Como se suele decir, a río revuelto, ganancia de pescadores. Convendría aprovechar el momento para fortalecer aún más ese sector con vista a que la situación vuelva a la normalidad en unos años y haya que volver a competir en igualdad de condiciones.


Mientras, ¿Cómo es posible que se llegue a esto? ¿Qué se está haciendo mal para que los principales agentes de un sector productivo tan importante como el lácteo en España tengan que recurrir a tan inusual forma de retirar producto del mercado? ¿No existen mecanismos institucionales para hacerlo? ¿Será que no funcionan? Si es así, algo habrá que hacer. Recordemos que sin agricultura, nada.

Según datos del Banco de España publicados recientemente por el Ministerio de Agricultura, Mientras que la renta agraria supuso 22.181 millones de euros, el endeudamiento del sector alcanzó los 22.436 millones de euros. Aunque en el presente año el ratio deuda / renta agraria se ha reducido al 101%, el sector agrario contabiliza ya Además, la evolución de dicho ratio desde 2004 (64,2%) es más que preocupante.


Mientras, la Plataforma Multisectorial contra la Morosidad presentó un informe en el que demuestran que la morosidad en los pagos a proveedores está creciendo. En el 2011 el plazo medio de cobro de facturas entre empresas se alargó hasta 98 días (5 días más que en el 2010). En 2010, se aprobó la Ley 15/2010 por la que se establecían medidas de lucha contra la morosidad en las operaciones comerciales, la cual establecía un plazo de pago máximo de 30 días para productos perecederos comprados en cualquier fase de la cadena de valor y de 60 días para los no perecederos con un período de 3 años de adaptación para estos últimos.

Durante años se ha acusado a algunas empresas de la cadena agroalimentaria de obtener beneficio financiero gracias a la demora en el pago de las facturas y la consecuente obtención de interés por la posesión de cantidades importantes de dinero pendientes de pago. Los agricultores y ganaderos, que deben pagar las facturas de sus insumos al contado y, en mucho casos, esperar grandes periodos de tiempo a que les sean liquidadas sus entregas de producción, han de acudir en muchas ocasiones a préstamos para poder afrontar las campañas y mantener la actividad económica.

Sin embargo, los niveles de endeudamiento han crecido de forma notable y pueden repercutir de forma negativa en el sector. Tanto es así, que la tasa de morosidad de un sector que históricamente ha pagado en tiempo y forma, se ha incrementado del 3,38% en 2009 al 5,33% en 2011, valor aún alejado de la media del conjunto de sectores económicos que alcanza ya el 9,79%. Hay varios caminos que se pueden emprender para mejorar esta situación: que los mercados remuneren mejor los productos agrarios, que se cumplan los plazos de pago marcados por Ley evitándose la financiación indebida de terceros y que las entidades de crédito faciliten el proceso de tal forma que el sector agrario vaya saliendo de forma suave de este periodo de ahogamiento financiero que no beneficia a nadie. Recordemos que Sin Agricultura, Nada.