Según datos del Banco de España publicados recientemente por el Ministerio de Agricultura, Mientras que la renta agraria supuso 22.181 millones de euros, el endeudamiento del sector alcanzó los 22.436 millones de euros. Aunque en el presente año el ratio deuda / renta agraria se ha reducido al 101%, el sector agrario contabiliza ya Además, la evolución de dicho ratio desde 2004 (64,2%) es más que preocupante.


Mientras, la Plataforma Multisectorial contra la Morosidad presentó un informe en el que demuestran que la morosidad en los pagos a proveedores está creciendo. En el 2011 el plazo medio de cobro de facturas entre empresas se alargó hasta 98 días (5 días más que en el 2010). En 2010, se aprobó la Ley 15/2010 por la que se establecían medidas de lucha contra la morosidad en las operaciones comerciales, la cual establecía un plazo de pago máximo de 30 días para productos perecederos comprados en cualquier fase de la cadena de valor y de 60 días para los no perecederos con un período de 3 años de adaptación para estos últimos.

Durante años se ha acusado a algunas empresas de la cadena agroalimentaria de obtener beneficio financiero gracias a la demora en el pago de las facturas y la consecuente obtención de interés por la posesión de cantidades importantes de dinero pendientes de pago. Los agricultores y ganaderos, que deben pagar las facturas de sus insumos al contado y, en mucho casos, esperar grandes periodos de tiempo a que les sean liquidadas sus entregas de producción, han de acudir en muchas ocasiones a préstamos para poder afrontar las campañas y mantener la actividad económica.

Sin embargo, los niveles de endeudamiento han crecido de forma notable y pueden repercutir de forma negativa en el sector. Tanto es así, que la tasa de morosidad de un sector que históricamente ha pagado en tiempo y forma, se ha incrementado del 3,38% en 2009 al 5,33% en 2011, valor aún alejado de la media del conjunto de sectores económicos que alcanza ya el 9,79%. Hay varios caminos que se pueden emprender para mejorar esta situación: que los mercados remuneren mejor los productos agrarios, que se cumplan los plazos de pago marcados por Ley evitándose la financiación indebida de terceros y que las entidades de crédito faciliten el proceso de tal forma que el sector agrario vaya saliendo de forma suave de este periodo de ahogamiento financiero que no beneficia a nadie. Recordemos que Sin Agricultura, Nada.

La actividad agraria debe entenderse como una actividad económica consistente en la utilización de una serie de medios y factores de producción para la producción de alimentos y otras materias primas agrarias, cuyo objetivo final es la obtención de  unos beneficios económicos. En los últimos años, el sector agrario ha contemplado un incremento sin precedentes de los costes de producción de los principales insumos que se utilizan en la producción. Según la 1ª estimación de la renta agraria publicada por el nuevo Ministerio de Agricultura en Diciembre de 2011, todas las partidas de los costes de producción se incrementaron en 2011 a excepción de los fitosanitarios.

 

 

Los fertilizantes se encarecieron un 20,1%, la energía un 17,7% y los piensos un 15,6% respecto al año anterior. Por el contrario, los precios de las producciones vegetales disminuyeron un 2,6%, destacando entre ellos los de las frutas (-1,7%), las hortalizas (-14,3%) y las patatas (-12,7%) muy condicionados por los efectos de la crisis de la bacteria alemana. A nivel global, el valor de la producción agrícola se mantuvo constante gracias a los incrementos de precios de los cereales (6,6%), los forrajes (18,6%) y el vino (8,8%). La ganadería ofreció mejores resultados. El aumento de un 3% de la producción y de un 7,2% de los precios han traído asociado un incremento del valor de la producción del 10,4%, donde destacan el buen comportamiento de la avicultura, el bovino y el ovino-caprino.

 

Respecto a años anteriores, los costes de producción han sido en 2011 un 10,2% más elevados que en los 5 anteriores, destacando el encarecimiento de las partidas de energía (18,1%), la de fertilizantes (15%) y la de piensos (13,6%). El porcentaje que los consumos intermedios representaron sobre la renta agraria en 2011 alcanzó el máximo histórico del 90%, por lo que el margen o beneficio a disposición de los profesionales agrarios fue más estrecho que nunca. Además, el nivel de endeudamiento del sector agrario supera por cuarto año consecutivo el de la renta agraria. En 2011, los agricultores soportaron una deuda por valor de 22.436 millones de euros, mientras que la renta agraria se quedó en 22.181 millones de euros. A pesar del contexto de crisis económica de carácter general, el sector agrario está sirviendo en ocasiones de refugio de empleo proveniente de otros sectores. En 2011, según datos del Ministerio de Trabajo e Inmigración, la afiliación media a la seguridad social en el sector agrario fue de 1.190.857 personas (enero-octubre), mientras que la del año anterior fue de 1.204.339, lo que supone un decremento de tan sólo el 1,1 %.

En cualquier caso, merece la pena preguntarse sobre cuánto aguantará el sector agrario produciendo en base a unos costes que no paran de crecer y con unos mercados que no compensan en mucho casos esos incrementos de costes. Somos un país netamente exportador y nuestra competitividad depende en gran medida de los costes de producción. Hacen falta medidas innovadoras para mejorar la estructura de costes del sector agrario. Ideas no faltan. Sólo se necesita voluntad para desarrollarlas y demostrar así que el sector agrario es un sector estratégico para España. Sin Agricultura, Nada.